Los errores producen muchos daños, pero tienen un posible beneficio social cuando se reconocen y se corrigen.

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OBVIO, COMPLETAMENTE GRATIS NO SALEN LOS ERRORES, YA SEAN VOLUNTARIOS O INVOLUNTARIOS, PERO CUANDO SE ES CONTUMAZ EN ELLOS, EL COSTO ES MUCHO MAYOR.

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Si alguno duda de lo anterior que le pregunte a los viejos académicos de la UTEM que pudieron observar las sesiones de la Cámara de Diputados que estudiaban los acontecimientos que estaban ocurriendo durante la anterior rectoría. Fue allí donde el actual Sr. Contralor General, consultado por su opinión respecto de las conductas de las autoridades de la época acuño la celebre frase con que las calificó : CONTUMACES.

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Ha pasado mucha agua desde entonces, sin embargo algunos continúan con procederes que tienden a replicar situaciones que resultan inaceptables en un Estado de Derecho como el Chileno, pese a los enormes costos que toda la comunidad ha debido pagar durante estos años.

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Empezando por nuestro ex alumnos que han debido enfrentar un mercado laboral competitivo con Títulos Profesionales  firmados por un rector  destituido por la CGR. 
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Siguiendo por un ambiente altamente cuestionado que ha implicado una dramática reducción de los postulantes, de los puntajes de ingreso y finalmente de las matrículas, tanto diurnas como vespertinas,  que ha  comprometido seriamente las finanzas universitarias en el corto y  mediano plazo, afectando los reajustes de sueldos de todos los funcionarios académicos y no académicos y la capacidad de inversión en los indispensables proyectos universitarios ligados a la acreditación. 

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Afortunadamente, la institución y en particular su comunidad ha mostrado una cierta capacidad de recuperación y de realismo que le ha permitido superar en parte las consecuencias inmediatas de la crisis generada anteriormente.
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Sin embargo, la estructura jurídica de la universidad, por una parte, y las fuerzas sociales organizadas al interior por otra,  no han permitido avanzar lo que se necesitaba en el difícil y adverso medio universitario de la competencia, debido a que no se ha reconocido la causa profunda de las fallas y menos aún se han hecho las correcciones que urgentemente se requerían.  

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Para poder atacar los problemas de fondo se requiere de una gran dosis de humildad y modestia para reconocer en primer lugar que se han equivocado los rumbos; y en segundo lugar, de una enorme dosis de valentía para llevar adelante las correcciones necesarias.
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Es de esperar, que los errores recientemente cometidos en el área jurídica de la UTEM se puedan resolver asumiendo los costos inherentes a una porfía inexcusable frente a las repetídisimas demandas de cambios en los equipos pertinentes y eso sirva para empezar a enfrentar los problemas de fondo que se han eludido sistemáticamente durante estos cuatro años.
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