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martes, 14 de enero de 2014

EL PEQUEÑO GRAN DRAMA DE LAS CARRERAS CON UN INGRESO DE MENOS DE 40 ALUMNOS DE PRIMER AÑO.

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UNA VIEJA Y REPETIDA REFLEXIÓN ANUAL
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SI PARA FINANCIAR LOS GASTOS DIRECTOS QUE REQUIERE UNA CARRERA PARA PODER FUNCIONAR SE NECESITA UN PROMEDIO DE ALUMNOS DE ALGO MÁS DE 30 ALUMNOS POR NIVEL, BAJO EL SUPUESTO QUE FUNCIONA ORDENADAMENTE Y NO HACE NINGÚN APORTE A LOS GASTOS GENERALES  DE SU FACULTAD NI DE LA CASA CENTRAL.
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Pero para que se pueda mantener ese promedio de 30 alumnos por nivel se requiere incorporar un mínimo de 40 a 45 alumnos a primer año, dependiendo de la deserción y tasas de repetición.
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De otro modo, debe entenderse que una serie de gastos en que incurre esa carrera directamente por la contratación de sus profesores, directivos y personal de administrativo, deben ser cubiertos  mediante subsidios provenientes de otras carreras.
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Si eso es bueno o malo para la universidad no es fácil de discernir en un análisis superficial en el caso de una universidad estatal o simplemente  pública, si se entiende que estas deben proveer un servicio a la sociedad entregando los profesionales que esta requiere, en base a los aportes que el Estado provee para esos fines.
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Sin embargo, si la filosofía del Estado es que las Ues. deben autofinanciarse, resulta bastante difícil justificar los subsidios cruzados al  interior de la organización, pues ello implica una cierta filantropía que no esta contemplada en la lógica del sistema e introduce una manifiesta ineficiencia al sistema total.   
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Otra forma de justificar la existencia de carreras deficitarias en alumnos es en atención a la situación de inamovilidad de su cuerpo docente y directivo, considerando que en la mayor parte de los casos estos colegas difícilmente pueden ser reasignados a otras funciones en caso de cerrarse el ingreso a sus carreras. Desde esa perspectiva, resulta muy difícil tomar una decisión, pues el costo asociado al cierre puede terminar siendo mayor que el de continuar recibiendo promociones exiguas de estudiantes cada año.
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Obviamente, en una universidad privada ese problema no existe, pues en un dos por tres la decisión se toma y se procede a la reducción de personal por razones de fuerza mayor.
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La moraleja que surge de esta reflexión señala que las Ues. estatales debieran ser mucho más cuidadosas en la apertura de carreras experimentales y en la  contratación de personal de planta para servir sus necesidades docentes especializadas.
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De no procederse así, termina ocurriendo que la Planta Docente se empieza a llenar de académicos "floreros" cuya única función es la de decorar algunas oficinas o la de prestar inoficiosos servicios a costa de las rentas generales de la institución, generando un profundo y sordo malestar  y  desmotivación  en el resto de la comunidad.
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Por otra parte, los costos que se derivan de la ineficiencia del sistema, dado que Estado no provee los fondos para sostener esas funciones que la sociedad requiere, termina encareciendo el costo del resto de las carreras; y, por ende, disminuyendo fuertemente  la competitividad de la institución como un todo en un mercado altamente competitivo.
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Otra grave secuela de estas debilidad se genera en el aspecto político del gobierno democrático institucional, pues ese cuerpo académico debilitado y desorientado desnaturaliza su rol político con el fin de asegurarse la supervivencia  cada vez que se debe realizar una elección de autoridades.
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En consecuencia, quizás la única solución que ppodría contribuir a resolver los nudos ya instalados, sería una reingeniería profunda, con restucturación incluída, de aquellas unidades que se encuentran en esa situación con el apoyo de expertos externos de alto nivel. 
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Sin embargo, para que aquello ocurra, se requiere autoridades centrales con una elevada capacidad de liderazgo académico, lo que, lamentablemente, no es fácil encontrar.
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4 comentarios:

  1. Extraoficialmente, a la rectoría llegó el dictamen número 1262 de 2014, de la Contraloría General que de nuevo le da la razón al Sr. Aedil Suárez, esta vez respecto a su remoción irregular del Consejo Superior.
    Es urgente un cambio de jefaturas tanto en la Contralorìa Universitaria como en la Dirección Jurídica. El mal desempeño de ellas ya llega a ser ofensivo para la Universidad

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  2. Comenzamos el año con otra caída del equipo jurídico de la UTEM. ¿Que hace Lucho? ¿Se quiere hundir con sus incondicionales abogados?

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  3. Ya es oficial en la CGR y a eso se dedica el rector y su séquito : perseguir sin éxito al consejero martir, aunque las matriculas se vayan al suelo como en las 9 carreras que ayer tenian menos de 10 alumnos.

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  4. Ví el dictamen.
    Es vergonzoso como autoridades superiores de la Universidad se prestan a la estrategia represiva del Sr. Pinto y abogados asistentes.
    Sr. Torres, acaso se le olvidó que la planta regalada, que recibió de su amiga Haydée, es académica y que tarde o temprano tendrá que asumir las labores propias de ella.

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