NADA MÁS QUE DECIR SOBRE LA UTEM, PERO SI MUCHO QUE HACER EN LA UTEM

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PORQUÉ  PONER FIN A ESTE BLOG

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Como todas las cosas de este mundo, todas tiene un comienzo y un final. A veces oportuno y otras inoportuno.

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Este blog, al igual que sus dos antecesores tuvieron como objetivo contribuír al rescate de la UTEM de la dramática situación en la que se había sumergido, al igual que otras muchas universidades estatales y privadas, como consecuencia del laissez faire gubernamental y de los apetitos descontrolados de numerosos "académicos" que tomaron muy en serio eso de que las universidades del Estado eran de su propiedad personal. 

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Posteriormente el objetivo fue colaborar con la  recuperación del prestigio y gobernabilidad de la universidad a fin que pudiese salir del estado crítico en el que había quedado.

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Parte importante de esas tareas se pudieron realizar con la colaboración del gobierno nacional que pese a su complicidad  en el caos producido llegó a la conclusión que las consecuencias de sus actuaciones habían sobrepasado todo nivel de aceptación y decencia.

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No menos importante en esta tarea fueron los grupos minoritarios de  estudiantes y de académicos que se organizaron para sumar sus fuerzas para recuperar en parte la razón de ser de la institución.

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Incluso, pareciera ser que la organización responsable de la conducción de la Utem y de otras universidades estatales, también tomó conciencia de la gravedad de la situación y optó por sumarse rápidamente al movimiento de salvataje, promoviendo primero un periodo de reemplazo de la anterior autoridad que pudiese borrar las principales huellas del pasado y luego retomar el control institucional mediante la nominación a la rectoría de uno de sus prohombres de confianza.

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Difícilmente en un corto plazo se volverá a caer en faltas tan graves como las anteriores, pues ya casi todo el país está atento a las responsabilidades que deben cumplir las universidades estatales y las privadas. Difícilmente volverán a ocurrir casos como el de la UTEM o el de la U. de Valparaíso o la de Playa Ancha; y mucho menos otros como el de la U. del Mar o los de la U. SEK o la U. Pedro de Valdivia.  

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El problema es hoy día el de hacer progresar a todas las universidades existentes para que se transformen en verdaderas universidades y dejen de ser Institutos Profesionales disfrazados de universidades.

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Las Ues. Privadas tienen sus mecanismos e incentivos para realizar el esfuerzo concreto que ello demandará. Ya sea mediante la venta de sus activos a organizaciones más competentes o la fusión de las que no encuentren compradores.

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En cambio, las Ues. estatales se encuentran en una situación más compleja, pues de acuerdo a sus leyes orgánicas tienen  entregada su gestión en una especie de "concesión", a los cuerpos académicos estables de estas organizaciones.

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Desde hace varios años se ha estado discutiendo en el Parlamento una nueva Ley Orgánica para las universidades estatales; sin embargo, dada la complejidad del problema político implícito y la existencia de  grandes intereses creados, los proyectos  duermen en el Congreso y sólo despiertan un poco cada vez que hay ruidos callejeros.

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Las tareas pendientes que deberán realizarse en estas condiciones no serán fáciles de ejecutar. 
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Para ello, aparte de los recursos materiales se requerirá de líderes de un alto nivel intelectual,  profesional y académico, pletóricos de energía y entusiasmo, dotados de iniciativa y un gran amor por las instituciones estatales, condiciones todas que no suelen abundar en la actualidad.
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De parte de los candidatos a la Presidencia no hay mucho que esperar, pues sus discursos ambiguos no definen líneas de compromiso claras, pues todos saben que los votos de los estudiantes y de sus apoderados  son harto más que el de los cuerpos académicos y funcionarios involucrados. Al respecto, las frustraciones del Rector Perez de la U. de Chile y varios otros se escucharon en todos los tonos y ocasiones.
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Es de esperar que de los encuentros del CRUCH con los nueve candidatos salga un poco de luz al respecto.
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Finalmente, surge la inquietud por el rol que les cabe a los actuales académicos frente a estos problemas, particularmente a aquellos más jóvenes que requieren de  varios años más para poder   jubilar dignamente. Sin duda que no les resultará fácil poder actuar en consonancia con sus propios intereses y los de la UTEM, dado el fuerte control que ejercen aún los mayores.
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Sin duda que hay muchas y complejas tareas que realizar. El problema es saber quien las ejecutará y con que medios económicos y humanos podrá contar para ello.
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Lo que es para este editor, con lo dicho hasta aquí basta. Y, considerando que por múltiples razones no tiene ninguna opción para actuar al interior de la institución, le ha parecido que ha llegado el momento de callar para que otros puedan actuar.
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Claudio Vila Ceppi
Ex Académico UTEM
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