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DE EL MERCURIO.COM
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Señor Director:
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Muy diversos, pero tres rebeldes. Se van en las mismas fechas: Benedicto XVI, Adolfo Zaldívar y el filósofo de los "indignados", Stéphane Hessel.
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En febrero del 2010 debíamos trabajar con el Papa en su biblioteca: dos juristas dieron su informe. Me permití objetar: "Esa palabra clave me suena demasiado rupturista". Rápido, el Pontífice dijo: "No importa tanto lo que usted sienta. Llamemos la cosa por su nombre. Las componendas no sirven". Yo me abrumé. Al final me hinqué. Él me bendijo. Me ayudó a erguirme diciendo: "Sea valiente, padre".
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Ya muy grave, Adolfo hizo llamar al amigo sacerdote. Hablamos de Jesús y de la Virgen marcando su vida. Agotado, calló. Le colgué mi pequeña cruz al pecho. "No te vayas, escúchame. Trabajemos por la unidad con Argentina. Somos naciones hermanas. Maipú... Maipú... No dejes de luchar...". Perdió la conciencia.
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Stéphane Hessel escribió el libro "¡Indignaos!", el que congregó plazas y plazas de gente que se rebelaban gritando "no". El "sí" era confuso, mezclado. Pero era un clamor de humanismo con raíz bíblica. El padre de Hessel fue judío y la madre, protestante. Es que seremos más fraternos solidarios si recapacitamos que venimos de un Padre común.
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Siempre necesitaremos a los profetas incómodos. Sin ellos, seremos masa, no pueblo. Estaríamos a merced de los despóticos de la demagogia o del mercado salvaje.
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P. Joaquín Allende
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