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lunes, 11 de marzo de 2013

CUENTA DE GESTIÓN Y PROPUESTAS DE CANDIDATO A LA REELECCIÓN DEL COLEGA RIGOBERTO VALDENEGRO

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A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Estimados colegas: Hace 2 años, respaldando mi postulación al Consejo Superior (CS), hice llegar a ustedes por este mismo medio, los 4 ejes temáticos a los cuales destinaría mis esfuerzos como Consejero. Al término del período, con satisfacción puedo señalar que, salvo la impropia situación del Contralor Interno, todas las otras propuestas se ejecutaron y se encuentran en plena operación (acreditación, modelo educativo, reglamento de carrera académica).  
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En el intertanto, el CS fue capaz de cumplir su rol en la coyuntura que nos correspondió vivir con el prolongado paro de los estudiantes, en pleno proceso de acreditación, lo que demandó significativos esfuerzos a los consejeros en ejercicio para entregar las respuestas institucionales a los pares evaluadores, y suplir, en lo que fuera posible, las debilidades del aparato de gestión central. El momento más álgido lo vivimos con el artero ataque a la institución, realizado por TVN con apoyo de un consejero en ejercicio, que finalmente derivó en su remoción a pesar de la débil respuesta de nuestros gestores unipersonales. 
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Quiero expresar que, en mi opinión, nada impide a un funcionario hacer las denuncias que estime pertinente respecto del accionar institucional. Sin embargo, estas denuncias deben hacerse a través de los canales legales debidamente establecidos en las leyes que nos rigen. Algunos académicos, siguiendo el camino legal, han logrado importantes avances  para mejorar la gestión institucional.
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Asimismo, La creación de la Dirección General de Análisis Institucional, establecida para atender las debilidades de las unidades de planificación y de acreditación, fue un importante aporte del CS a la estabilidad institucional, dando cumplimiento, además, a una solicitud del Ministerio de Educación. Todo lo anterior, teniendo que soslayar la ausencia casi permanente de los consejeros superiores representantes del Presidente de la República y la no elección de un nuevo consejero  tras la remoción del profesor Suárez. 
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En estos agitados dos años, los consejeros superiores constantemente participamos en las reuniones realizadas al interior de la comunidad para elaborar el plan estratégico, el modelo educativo, el reglamento de carrera académica, la elaboración del informe de acreditación institucional y de carreras, etc.
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En el caso del nombramiento de un nuevo Contralor Interno para la institución, el CS realizó todos los esfuerzos a su alcance para que este hecho ocurriera. Sin embargo, lamentablemente para la independencia del CS, es el Rector quien decide a quien propone y el CS sólo puede aceptar o rechazar la propuesta de rectoría. En este período el Rector en ejercicio presentó propuestas de personas para el cargo en dos oportunidades y el CS no aceptó las propuestas porque estaban muy lejos del perfil que para ese cargo se requiere. Para graficar lo anterior, señalo que el último candidato propuesto ni siquiera reunía las condiciones mínimas del perfil personal que el propio Rector había solicitado al CS.
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Las tareas pendientes del período: El nombramiento de un nuevo Contralor, las políticas de Investigación y las políticas de vinculación con el medio. 
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En este nuevo período al cual postulo, informo a la comunidad que me propongo aunar esfuerzos con los otros consejeros  del CS  para lograr desarrollar los tres ejes de trabajo  que enuncio:
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1. DEMOCRATIZACIÓN Y FIN DEL TUTELAJE RECTORIAL
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Los dictámenes 22340 y 70933, ambos de 2012 de la Contraloría General de la República, han generado una amplia oportunidad para que nuestra Universidad, por propia voluntad, transite hacia una organización más democrática y participativa. En estos documentos queda prístinamente demostrado aquello que he repetido sistemáticamente desde que llegué al UTEM. En nuestro ordenamiento jurídico conviven cuerpos legales de muy difícil modificación (la Ley Orgánica y el Estatuto Orgánico) y aquellos modificables por la voluntad institucional (Decretos y Resoluciones emitidos por la UTEM).
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Pues bien, de la lectura de lo dictaminado por el organismo contralor se puede colegir que, el ordenamiento interno (Decretos y Resoluciones emitidos por la UTEM) no puede estar por sobre lo establecido en la Ley y el Estatuto orgánicos. De esta forma, son perfectamente modificables todas las normas institucionales que exceden lo prescrito por la Ley y el Estatuto y, sólo se requiere la voluntad institucional y la propuesta rectorial al CS para hacer las modificaciones.
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¿Qué propongo modificar?
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- Derogar, en todas sus partes, el artículo cuarto del Reglamento para la formación de terna para elección del Rector de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Decreto 149 de 2001 y sus modificaciones posteriores, que impide que impide que académicos que cumplen con los requisitos establecidos en el Art. 10 del DFL 2, de 1994, puedan postular al cargo y que cumplen los requisitos del Estatuto; esto es, …. “los académicos pertenecientes a las tres más altas jerarquías de la Universidad que tengan, a lo menos, un año de antigüedad en la misma”.
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Esta modificación debe ser discutida y aprobada por el CS en la primera sesión una vez constituido.

- Modificar, en todo lo que sea pertinente, la Resolución 1166, de 2010, Reglamento General de Facultades para que todas las autoridades de las Facultades sean electas  directamente por sus pares. De esta forma, democratizamos la gestión y evitamos el tutelaje rectoral que tiene atribuciones para nombrar secretarios de facultades (Art. 7) y directores de escuela (Art. 23).
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- Modificar el Reglamento General de Facultades y eliminar la “Presidencia del Rector” en las sesiones del Consejo a las cuales asista (Art. 9 Inciso final).
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Lamentablemente, tal como ocurre con el funcionamiento del CS, el Estatuto indica que el Consejo Académico, órgano asesor del Rector,  debe ser presidido por el Rector.
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2. LA ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL.
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Creo que la institución está mejor preparada para enfrentar el proceso de acreditación del presente año. Con respecto a lo señalado por los pares evaluadores el año 2011, se han desarrollado varios procesos orientados a dar respuesta a las deficiencias descritas por la CNA en su informe final. Sin embargo, también creo que podríamos haber avanzado con mayor energía. 
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Quedaron relevantes tareas pendientes, hubo indecisiones, principalmente en la evaluación de la gestión institucional, que impidieron un paso cualitativo para el proceso de autoevaluación continua. Esta acción requiere liderazgos reales y consistencia estratégica. En mi opinión, siendo la acreditación, ahora y en el futuro, una secuencia lógica de tareas repetitivas de carácter administrativo, es necesario incorporar al plan estratégico las actividades necesarias para:
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· Identificar, integrar, comprobar, normalizar e internalizar los procesos claves de la autoevaluación para generar reportes periódicos del quehacer institucional.
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· Respaldar con infraestructura y programas informáticos los procesos señalados precedentemente. 
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· Implantar, consistentemente, un plan de entrenamiento de los procesos claves de la autoevaluación institucional a todos los funcionarios que serán los responsables de la supervisión y control de cumplimientos de los procesos.
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· Incorporar a la ejecución del trabajo y a la calificación del desempeño, los incentivos correctos que hagan atractivo realizar un trabajo de excelencia.
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3. LA EVALUACION FUNCIONARIA POR COMPETENCIAS
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Las exigencias de los procesos de autoevaluación han obligado a la institución a generar diversos mecanismos que tiene como objetivo entregar evidencias del accionar docente de la UTEM y relacionar esta evidencia con los requisitos de calidad. El indicador – evidencia más relevante de proceso es el nivel de empleabilidad de nuestros profesionales que demuestra que el trabajo docente está en sintonía con lo que la sociedad requiere. En el último tiempo, producto de la puesta en marcha del Reglamento de carrera académica, se han incorporado al proceso de evaluación docente una serie de documentos que buscan comprobar el quehacer académico. Incluso, previo a la calificación, el propio docente debe autoevaluar su trabajo. Todo esto, en consonancia con el plan estratégico que incorporó entre sus lineamientos el mejoramiento de la calidad docente y con las nuevas tendencias en materia de control del desempeño. Este año tendremos la oportunidad de verificar el nuevo sistema de evaluación y la calidad del Reglamento aplicado.
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¿Qué sucede en el ámbito administrativo? La UTEM se ha quedado atrás en todo lo que signifique calificación de su personal administrativo. Mientras el resto de las instituciones del Estado utilizan la gestión del desempeño de sus trabajadores para la promoción y los incentivos, en nuestra institución seguimos evaluando a los funcionarios como ocurría 30 años atrás. En esta materia hemos sido testigos de ineficiencias manifiestas y graves del nivel directivo – administrativo que, sin embargo, producto del proceso de calificación imperante, se mantienen en las calificaciones de excelencia del sistema.
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Propongo abordar seriamente el tema. Si tenemos un plan estratégico, un nuevo modelo educativo, un nuevo reglamento de carrera académica, que incorporan en su estructura con mayor o menor grado, el modelo de competencias como eje de su desarrollo ¿por qué no generamos y normalizamos nuevos procesos de evaluación que incorporen el modelo para calificar y hacemos el cambio como corresponde? De esta forma, lograríamos dar consistencia, veracidad y verificación de cumplimiento a todas las actividades que sean parte del plan estratégico, logrando de paso, un compromiso real de todos los miembros de la comunidad universitaria, asociando las calificaciones a promociones e incentivos efectivos. El lineamiento esencial es la atención integral al alumno, objetivo esencial de nuestro trabajo. Si quisiéramos dar un ejemplo nada obtenemos con mejorar la calidad docente si nuestros alumnos son maltratados en los procesos administrativos internos (léase inscripción de asignaturas, procesos de matrículas y aranceles, certificaciones y titulaciones).
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Estas propuestas se enmarcan en la realidad institucional. Los escasos períodos de acreditación nos han impedido “pensar” la Universidad en forma menos pragmática. El zapato todavía nos aprieta en la coyuntura y nos impide avanzar en la “teoría” de lo mejor. Seguimos cometiendo errores que posibilitan la presencia, a tiempo completo, de funcionarios de la Contraloría General de la República. Una serie de documentos oficiales enviados a ese organismo han sido devueltos, por forma o fondo, sin tramitar. En otros nos han obligado a reencauzar lo que hemos hecho y aceptado durante años porque no corresponden a la realidad legal. Alguna vez, a raíz de los desencuentros con la Contraloría y a los permanentes llamados de atención, pregunté al presidente del CS y Rector de la UTEM: ¿Cuándo dejamos de ser funcionarios públicos?. En mi opinión, debemos mejorar esta relación y preparar la documentación jurídica con mayor acuciosidad.
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Por último, hago un llamado a todos los académicos para que concurran este miércoles a votar. Somos 7 candidatos que esperamos contar con la voluntad de ustedes para poder ejercer esta alta responsabilidad. En lo personal, trataré de demostrar mi compromiso democrático y concurriré a alguna sesión de los consejos de facultades en los cuales exista interés para debatir los temas que he propuesto. Asimismo, me comprometo a no votar ninguna iniciativa relevante para la UTEM sin que antes se obtenga la aprobación del Consejo de Facultad y/o del Consejo Académico cuando corresponda. 
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Con la ayuda de Dios podremos avanzar en el desarrollo de esta institución que tanto queremos.
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Rigoberto Valdenegro Rubillo
PROFESOR ASOCIADO
JC  A CONTRATA
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4 comentarios:

  1. Rigoberto, tu postulación constituye un ejemplo de coraje, de dignidad académica, de honestidad.
    Mucha suerte.

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  2. Un hecho difundido en los diferentes lugares es la independencia y liderazgo del colega Valdenegro en las actividades del Consejo Superior durante estos dos años.
    Además sirvió como una firme contraparte de la Vicerrectoría de Finanzas en la evaluación y control de los presupuestos elaborados por este organismo de rectoría.
    Talvez no se pronuncia en su carta sobre una posible petición de modificación del Reglamento de Carrera Académica que permitiría la repostulación del actual rector pese a tener más de 75 años por ser una preocupación de carácter especulativo. Sin embargo, como coautor de este reciente reglamento, tanto él como los otros ex consejeros que participaron en su redacción deberían oponerse tajantamente a una petición modificatoria.

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  3. El problema de cualquier consejero superior elegido por la omunidad es que al rector le basta con tener dos consejeros favorables para poder bloquear cualquier iniciativa o acción crítica surgida de los Consejeros, pues en caso de un empate 3-3, el dirime con su sexto voto.
    En estas circunstancias, todas las atribuciones del Consejo Superior, como órgano contralor y planificaor se transforman en letra muerta pues con los Consejeros externos sólo se puede contar con ellos en momentos de grandes crisis, como ocurrió con la destitución de el ex rector y designación de la ex rectora subrogante.

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  4. Recordemos que los consejeros superiores con derecho a voto son 9.
    -Los cinco representantes académicos, que hoy se eligen y que, Dios mediante, una vez electos se acuerden de que antes de compromisos personales está la UTEM y de la dignidad que merece el estamento que representan,sin importar si son jornada completa, media jornada o jornada parcial.
    -El rector, lo que ocurre sólo en la UTEM y por obra y gracia del mentor, inspirador y autor intelectual de los estatutos de la Universidad (adivinen de quién se trata).
    -Los tres representantes del Presidente de la República (concurren los tres, generalmente, cuando hay que dar el tiro de gracia).

    Con dos tercios de esos consejeros (6), se puede remover al Secretario General, al Contralor Interno y proponer la remoción del rector al Presidente de la República.

    Por eso la importancia de que el Consejo Superior sea independiente de la rectoría, porque es la única manera de ejercer un control efectivo sobre la gestión (a través de una Contraloría Interna también independiente, desde luego)y dar golpes de timón rápidos en caso de que las cosas anden mal, para evitar que empeoren.

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