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viernes, 2 de junio de 2017

FE PÚBLICA Y ACREDITACIÓN DE UNIVERSIDADES : EL EXTRAÑO CASO DE LA IBEROAMERICANA

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CARTA AL DIRECTOR DE EL MOSTRADOR

La prensa informa que continúa en pleno desarrollo la crisis de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología: ahora los alumnos de Medicina Veterinaria de ese plantel se han tomado la sede central del establecimiento, en protesta por la situación que les afecta. .
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En el contexto de esta compleja situación, que se prolonga ya por varios meses, parece difícil de entender que la Comisión Nacional de Acreditación, CNA, haya otorgado la acreditación institucional a dicha entidad académica, poco antes de que trascendiera la crisis que está viviendo. Esa decisión se adoptó luego de un instruir un proceso de verificación largo, costoso y seguramente razonado y orlado de pertinentes disquisiciones acerca de la calidad académica. La crisis actual afecta a los alumnos, sus familias, los docentes y los funcionarios.
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Además, provoca un severo daño a la fe pública depositada en el sistema de educación superior, porque introduce un factor genérico de duda, inseguridad y desconfianza en las promesas y cometido de las instituciones universitarias.
Cabe preguntar, entonces, qué entiende exactamente por calidad institucional la CNA y qué aspectos de la universidad son los abarcados en el juicio de acreditación que pronuncia. Es poco probable que una crisis como la que está viviendo la institución se haya fraguado y desencadenado en los pocos meses que la distancian desde que la CNA le otorgó la certificación. 
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Una explicación podría consistir en que la propia universidad no mostró todos los antecedentes de que disponía, los tergiversó o los amañó deliberadamente en función de la obtención de un resultado -hipótesis que en su momento, ha sido insinuada por el presidente de la CNA. 
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Pero también es plausible pensar que el diseño del proceso mismo de acreditación tiene falencias estructurales críticas que habría que detectar, ponderar y corregir con la mayor prontitud posible, dada la trascendencia pública y los efectos que provocan las decisiones de dicho organismo en las comunidades. 
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Nadie podría desconocer que una certificación de calidad en los ámbitos de la gestión institucional y la docencia de pregrado, concedida a una universidad que a poco andar entra en una aguda crisis corporativa, financiera y docente, resulta al menos indicativa de problemas estructurales en el modelo de evaluación que se está empleando para pronunciarse sobre los niveles de calidad e integridad de las instituciones, lo que genera información equívoca, engañosa o inexacta para una adecuada toma de decisiones a su respecto.
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Considerando que en la labor que desempeña la CNA está en juego un valor fundamental para la buena convivencia, como es el de cautelar la fe pública conferida por la sociedad al sistema de educación superior, parece más que prudencial, aconsejable y pertinente revisar con seriedad el sentido, efectos y alcances de los procesos de certificación que instruye el ente público responsable de las acreditaciones.
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                                      Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega

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