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DE: UTEM-TODOS
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Estimados Amigos y Amigas,
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Como lo he dicho en otras ocasiones, desde mi punto de vista, el componente esencial de cualquier organización, que quiere lograr un alto rendimiento y con ello alcanzar su sueño colectivo, es el afecto.
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Un grupo humano que día a día comparte espacios, aspiraciones, vivencias y una labor común, necesita trascender la relación meramente laboral. Esta última, siendo muy importante, no basta para construir espacios armoniosos, y motivadores.
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El ideal por tanto es que junto con tener como eje, el cumplimiento de la tarea, o mejor dicho, el logro de nuestras metas, cultivemos un intenso amor por nuestra labor, y un cariño fraterno con nuestros compañeros y compañeras de trabajo.
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Permítanme compartir con ustedes, una antigua historia a propósito del amor por el trabajo que llevamos a cabo diariamente: Durante la Edad Media, en momentos que se construían esas inmensas catedrales Góticas, un caballero que visitaba el lugar, le preguntó por separado Qué hacían allí, a tres de los artesanos que estaban realizando la misma labor: El primero levantó la cabeza y de mala gana le respondió: “¿Acaso no lo ves? Pico una piedra”.
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Le repitió la pregunta al segundo. Éste, con tono neutro le señaló “Mi labor es hacer un bloque de piedra”.
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Finalmente, al dirigirse al tercero y preguntarle, este artesano levantó la cabeza y con expresión sonriente le respondió: “Mira a tu alrededor, construimos una Catedral”.
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Porque de eso se trata queridos compañeros y compañeras de trabajo: de sentir que como colectivo, día a día construimos catedrales. Que nuestra labor cotidiana es trascendente y que sus frutos no sólo se reducen a una remuneración mensual para cada uno. Los réditos de nuestra labor también son inmateriales, queremos construir una Universidad sólida y prestigiosa, que nos llene de orgullo; y a la vez, queremos formar profesionales, pero más que eso, queremos formar personas que estén guiadas por sólidos principios cívicos y solidarios.
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Por eso es esta cena. Porque pensamos que ella contribuye de alguna manera al sentido de equipo, a nuestra identidad. Porque para eso son las fiestas, para realizar una pausa en lo cotidiano, un alto en los deberes, y celebrar.
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Porque la Universidad Tecnológica Metropolitana tiene mucho que celebrar, sobre todo por las
realizaciones alcanzadas durante este último año.
Más allá de lo auto exigentes que podamos ser con nosotros mismos y de cierta tendencia que
tenemos a veces de mirar el vaso medio vacío y más que el medio lleno, debemos reconocer que
hemos alcanzado metas muy importantes que nos deben llenar de orgullo.
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Acaba de finalizar el proceso de matrícula 2014, con un total de nuevos estudiantes UTEM que bordea los 1.900 jóvenes. Con esta cifra superamos lo alcanzado el año pasado en este mismo ámbito, y dejamos fuertemente establecido, que dejamos atrás el período de declinación de nuestra matrícula y que hoy vamos por una curva ascendente.
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Aprovecho de agradecer por todo el esfuerzo desplegado en esta acción, a la Comisión Matrícula y a todo el equipo , en especial a la Sra. Angela Da Vía, a quien le correspondió liderar y coordinar el esfuerzo de estas largas tres semanas.
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Haber mejorado nuestra matrícula es una señal inmensamente potente, de cómo nos ven desde
afuera, no sólo los jóvenes y sus familias, sino también, el resto de la sociedad chilena.
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El que a fines de diciembre nos hayan encomendado la organización y realización de la premiación
de los puntajes nacionales de la P.S.U. es una muestra de cómo el juicio respecto a la UTEM ha ido cambiando. Y este año seremos sede nuevamente de las reuniones del CUECH y del CRUCH, por este mismo motivo.
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La confianza en nuestra Universidad está en alza.
Nuestras apariciones en la prensa ya no se deben a que seamos nosotros “la noticia”, por el contrario, diversos medios requieren con frecuencia a nuestros académicos, para que se pronuncien como especialistas sobre diversas materias de su competencia. Y seguiremos por esta senda, porque nos interesa que la UTEM como “marca” siga fortaleciéndose y con ello, siga fortaleciendo a quienes la portamos, como estudiantes, funcionarios o ex alumnos.
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Durante este año, hemos intentado también mejorar los espacios de diálogo y participación de la
comunidad universitaria y hemos contado con una excelente respuesta e involucramiento de todas
las fuerzas vivas existentes dentro de la institución. Por ello quiero agradecer a las Asociaciones
ANFUTEM, ANFUTEM 2.0 y AFAUTEM, anfitiriones también de esta velada por su inmenso afecto por la institución y por su disposición permanente a buscar caminos que engrandezca a nuestra universidad.
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A nivel financiero, por todos es sabido que hemos mantenido la disciplina presupuestaria, lo que
nos permite mirar con relativa tranquilidad el futuro. Hemos sido cautos en nuestros gastos, pero
por sobre todo, hemos intentado que prime la responsabilidad, más que –permítanme decirlo en
buen chileno- la agudeza de los colmillos. El camino de la UTEM es gastar bien cada peso que conste en sus arcas. No nos podemos permitir pasos en falso en esta materia. Inversiones, pagos, bonos, compras, no sólo deben realizarse según lo establecen los reglamentos que nos regulan, sino que, más importante aún, deben realizarse teniendo en cuenta los efectos positivos y negativos que cada una de estas acciones tendrá.
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He querido dejar para el final el logro más significativo que alcanzamos durante el 2013: Nuestra
nueva acreditación que incluye en esta ocasión no sólo las áreas obligatorias de Docencia de Pregrado y Gestión Institucional, sino que agrega la voluntaria de Vinculación con el Medio.
Con ésta, hemos sumado cinco años continuos de acreditación institucional, que contrastan
enormemente con los rechazos vividos por nosotros mismos en el pasado y con los que en el
presente, han afectado a varias universidades chilenas.
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En este mismo sentido, quiero destacar el impulso que a través del trabajo mancomunado entre la
VRAC y la DGAI se le ha dado a la acreditación de carreras.
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Hoy contamos con un plan sólido en esta materia y con un cronograma de trabajo que nos hará salir en el corto plazo, del pantano de las cero carreras acreditadas el día de hoy.
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En definitiva, en esta celebración estamos festejando el ser Universidad, el estar juntos y la confianza en nuestro futuro institucional, pero también, estamos avizorando los grandes desafíos que se nos vienen.
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Y es que a lo largo y ancho de nuestra Universidad, el criterio de gestión: académica, administrativa, financiera y de transferencia tecnológica debe ir mutando hacia una que se centre en meros procedimientos, a uno que ponga como centro de las decisiones, aquellos indicadores notables por los que toda la educación superior chilena está siendo permanentemente evaluada: Matrícula; Retención; Progresión; Titulación Oportuna; y, Empleabilidad.
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A partir de ahora, cada día deberá verse inundado por estos indicadores. Cada acción, cada decisión, deberá sopesarse en función de su contribución a algunos de estos cinco elementos. En varios de ellos tenemos un rendimiento aceptable, pero en otros, estamos francamente al debe y urge poner manos a la obra en mejorar estos indicadores.
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En Casa Central, en cada una de las Facultades, de los Departamentos y de las Escuelas, deberemos estar con un ojo puesto de manera permanente, en mejorar estos indicadores y entender que el quehacer universitario, nuestra esencia, nuestra responsabilidad no han cambiado, pero sí se modificaron la manera en que la sociedad evalúa y hoy además, “regula” nuestra acción.
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En definitiva, amigos y amigas, estamos inmersos en un mar que requiere que naveguemos de manera distinta. Debemos surfear sobre aguas turbulentas. No podemos esperar que se aquieten, porque probablemente aquello no sucederá. Hemos por tanto de ajustar la nave y alistar la tripulación, para alcanzar el puerto de los indicadores notables, que nos asegure un futuro promisorio para nuestra Institución y para cada uno de nosotros y de nuestras familias.
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Disfrutemos pues de esta noche y del merecido descanso de las próximas vacaciones, porque lo que se viene por delante, será un desafío de marca mayor.
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Muchas gracias.
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