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UN SIGNO DE LOS TIEMPOS UNIVERSITARIOS
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Ingobernabilidad, falta de diálogo, impunidad, violencia implícita y otros conceptos aparecen entre diversos actores, tratando de explicar qué sucede en una Facultad que fue por largo tiempo generadora no solo de abogados de la plaza, sino también cuna de liderazgos políticos decisivos para la construcción de la República del siglo XX chileno.
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¿Será esta generación la que marque el ocaso de la Facultad de Derecho más influyente del país?
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“La contracara de esta situación, ambiente complotista, escenificación 'okupa' y deterioro general de la convivencia, es el cúmulo de problemas que se han ido percibiendo desde hace rato en la Universidad de Chile.
Si alguien alguna vez pensó que tras la dictadura volveríamos a ver a la Chile como en sus mejores días, se equivocó (…). El decaimiento sostenido de la universidad estos últimos veinticinco años ha sido público y notorio”, decía Alfredo Jocelyn-Holt en su libro La Escuela Tomada. Historia/ Memoria 2009-2011, en 2014.
El viernes 20 de mayo se cumplían tres semanas de ocupación de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.
Ese día, en una de las habituales votaciones de revalidación de la toma, 295 votos a favor de seguir movilizados, 515 en contra y 9 blancos, definieron que la paralización debía terminarse.
Para reanudar las actividades, los estudiantes movilizados demandaban que cinco alumnos de Derecho que habían sido expulsados por encontrarse en causales de eliminación tras reprobar distintas asignaturas, fueran reincorporados. Solo dos de ellos no fueron reintegrados.
Los estudiantes que mantenían Pío Nono tomado estaban a la espera de que Rectoría diera el veredicto final. La toma, explican estudiantes de la Casa de Bello, se llevó a cabo para agilizar esa última respuesta. A pesar de que no fueron cien por ciento exitosos en su reivindicación y ante la negativa de la máxima autoridad universitaria, pero con la certeza de que tendrán garantías académicas, distintos colectivos hicieron un llamado para que sus compañeros votaran a favor de bajar la toma.
Y así fue. La toma se acabó, como antes se acabaron las paralizaciones y tomas de larga duración de 2009, 2011, 2013 y 2015.
“No hemos sido capaces de defender y erguir nuestras demandas a través del diálogo, aunque no es unánime: hay un porcentaje de estudiantes que, por regla general, se ha opuesto a estas medidas, sin embargo, la mayoría ha sido partidaria del uso de estos mecanismos”, explica un estudiante de izquierda de quinto año, que no milita en ningún colectivo.
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