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martes, 28 de junio de 2016

UN GRAVE PROBLEMA PENDIENTE : LOS ARANCELES REGULADOS

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LAS DIFICULTADES DE DETERMINAR LOS ARANCELES REGULADOS EN UNIVERSIDADES, TANTO PRIVADAS COMO ESTATALES.
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Si el problema se refiriera solo al costo de la docencia directa, el cálculo sería relativamente fácil. Sin embargo, todo se complica cuando en el cálculo se incluyen los costos de administración de las universidades, los costos de mantener y ampliar la infraestructura y  los costos de la investigación, que en parte o en su totalidad, son financiadas por los aranceles que deben pagar los estudiantes.
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En el caso de las universidades privadas, la investigación y la infraestuctura debe ser cubierta completamente por los aranceles, salvo que se obtenga financiamiento via concursos de Conicyt o aportes privados via donaciones.
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En caso de no obtenerse esos recursos externos, el monto destinado a estos fines puede superar con creces a los destinados a docencia, dado el alto costo de equipamiento de los laboratorios y de los recursos humanos altamente calificados que se requieren.
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Para obviar ese problema, las políticas educacionales impulsadas desde el año 1982 para masificar la educación superior, se inventó el concepto de "universidad docente", las que en su gran mayoría partieron con las carreras de "tiza y pizarrón" altamente demandadas por la rentabilidad que obtenían los estudiantes luego de su titulación y de muy bajo costo de implementación.
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Sin embargo, si se considera que un auténtico profesional, no sólo debe conocer las disciplinas propias de la especialidad, sino también tener la capacidad de investigar en alguna de esas disciplinas, el concepto inventado de "universidad docente" para favorecer la instalación y desarrollo de las nuevas universidades resultó totalmente insuficiente, pues una institución que no investiga difícilmente podría enseñar a investigar a sus estudiantes.
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En consecuencia, los egresados de estas universidades en nada diferirían de los egresados de un Instituto Profesional o de un CFT, salvo en la cantidad de años dedicados a estudiar materias de rápida obsolescencia. Y, obviamente, eso no justificaría hacer la diferencia entre estos tipos de instituciones y justificar las diferencia de los aranceles y costos de las carreras.
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En el campo de las Ciencias Naturales, desde muy antiguo se entendió que la única manera de aprender a investigar era investigando junto a  "maestros" que lo guiaran durante toda su carrera; y no mediante un curso de un semestre de Metodología de la Investigación como se ha pretendido hacer en algunas instituciones como paso previo al desarrollo de la supuesta Tésis que deberían desarrollar los alumnos antes de su titulación.
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Pero como es evidente, salvo algún caso excepcional, nadie se puede imaginar que un  alumno que ha pasado cinco o más años de su vida estudiando manuales o asisitiendo a clases expositivas podría transformarse en investigador para desarrollar una verdadera Tésis; y peor aún, guiado por un docente que muchas veces jamás ha hecho una investigación.
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De allí que las Tesis de Titulación de los miles de estudiantes egresados de las universidades docentes duermen en los anaqueles de sus bibliotecas, esperando que al año siguiente otro alumno retome el tema para desarrollar una variante del mismo, quedando al final casi todo reducido a una revisión bibliográfica más o menos crítica que resume el cuerpo de conocimientos actualizado y la formulación de un conjunto de hipótesis imposibles de ser confrontadas mediante procedimientos científicos validados.
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Obviamente, eso no es exactamente lo que se espera de un profesional universitario; y quizás tampoco de un egresado de un Instituto Profesional.
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Por lo tanto, el problema de los aranceles universitarios, guste o no a las autoridades nacionales, debe incluír el fomento y desarrollo de un cuerpo de investigadores calificados  que dirijan la formación de los estudiantes en sus últimos tres años de carrera haciéndolos participar en el desarrollo  de sus proyectos de investigación para que logren la experticia necesaria.
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De otra forma, el Estado y sus instituciones se estarán haciendo parte de una estafa cultural de la que más temprano que tarde deberá hacerse cargo el país.   


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LEER EN :  EL MERCURIO.COM/ARANCELES REGULADOS/
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2 comentarios:

  1. Cierto es que el problema de fondo para regular los aranceles que permitirían el finaciamiento justo y necesario de la gratuidad de los estudiantes de más bajos recursos es la determinación de los costos reales de una buena formación profesional de calidad.

    Pero complementario a eso está el control de los gastos de administración de alguna universidades del estado que por políticas internas tienen regimientos de funcionarios de muy baja productividad que replican por tres o cuatro los procedimientos más usuales.

    Por si alguna duda cabe al respecto, habría que ir a pedir un certificado de estudios o cualquier otro a la Torre de Administración de la U. de Chile y sufrir las complicaciones y demoras del proceso, además de pagar los aranceles correspondientes al trámite.

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  2. Muy buena argumentación sobre la necesidad de investigación en las universidades, este artículo me convence de que las universidades que no investiguen deben cambiar a la categoría de instituto profesional.

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