Una difícil encrucijada. Una tensa espera en medio de la desinformación y el silencio.

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REFLEXIONES  MIENTRAS SE ESPERA INFORMACIÓN

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Mientras la política nacional resuelve sus problemas, en parte de cara a la comunidad, jugando a las mentiras verdaderas, nuestra comunidad juega sus cartas en un abismante silencio, propio de los gobiernos absolutos.

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Lo propio de los gobiernos democráticos es la desconcentración del poder, pero en la UTEM ocurre todo lo contrario, pues  igual como decía A. Pinochet, "aquí no se mueve ni una hoja mientras yo no lo autorice".

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Pero ni un extremo ni otro son buenos, pues a veces se requiere un poco de autoritarismo y otras veces de liberalidad.  

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Los extremos destruyen la convivencia y las confianzas, y en el primer caso, todos viven mirando la cara de quien encabeza la cúpula para saber como amaneció.

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Otros miran para saber si recibirán una sonrisa de premio por su lealtad o un coscacho por algún supuesto error. 

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Mientras tanto los cortesanos se reúnen a hurtadillas para comentar cautelosamente con los más afines las circunstancias y peligros del día, apuntando sus cañones en contra de cualquier eventual subversivo que pretenda desestabilizar el perfecto sistema pacientemente construido.

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Asi transcurren sus días, años y decenios las organizaciones sociales bajo poderes absolutos hasta que una fuerza externa los derriba.

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Asi ocurrió con los Faraones, con el Imperio Romano, los Incas y los Aztecas. 

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Sin dejar de lado ejemplos más recientes como los de Hitler, Saddam Husseim,  Jaddaffi y muchísimos otros en mayor o menor escala.

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Lo malo es que derrocados los Faraones y sus homólogos, los pueblos sufren gravísimas consecuencias.

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Por eso algunos prefieren pagar el altísimo costo de rebelarse por cuenta propia y arreglar los problemas puertas adentro, antes que sea demasiado tarde.

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