SUMARIOS : El arma más poderosa y letal de libre disposición de Rectoría.

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SI TODOS LOS ERRORES ADMINISTRATIVOS ADVERTIDOS A TIEMPO POR LAS AUTORIDADES INTERMEDIAS U OTROS FUNCIONARIOS FUESEN TRATADOS COMO DELITOS ADMINISTRATIVOS  Y SE ECHÁSE A ANDAR EL COSTOSO APARATO JURÍDICO INTERNO, LA INSTITUCIÓN SE TRANSFORMARÍA EN UN DELIRANTE ESTADO POLICIAL.

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Ni  la Contraloría General ni ningún Director de Departamento cae en esa absurda pasión sumarial cuya única justificación es la necesidad de mantener a la organización bajo un régimen de terror, dado que este mecanismo se suma al amplio conjunto de atribuciones rectoriales que no sólo establece la acusación y la materia a investigar, sino que designa a los fiscales y actuarios a su pinta,maneja los tiempos de la investigación,  y finalmente dicta sentencia en primera y segunda instancia, dejando como única puerta de escape un eventual reclamo a Contraloría General fundado en fallas de carácter procesal. 

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Lo normal es que ante los múltiples errores administrativos en los que es bastante evidente que la mayoría procede de la falibilidad de los funcionarios, ya sea por ignorancia de un artículo de un reglamento o por simple torpeza de novato en alguna lid administrativa, la autoridad administrativa inmediatamente superior encargada de visar las decisiones y actuaciones  de sus subordinados devuelve el documento para su rectificación oportuna con la explicación del error y su fundamento. Así proceden los Directores de Departamento en los casos de errores de sus académicos en múltiples situaciones derivadas  de la ejecución del programa académico semestral.

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Así también ha procedido históricamente la VRAC ante los innumerables errores que cometen a diario los Directores de Departamento o de Escuela en el proceso de Programación Académica y en su ejecución, devolviendo los documentos con errores para su rectificación y reenvío.

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Por ello llama mucho la atención la histórica  existencia y acumulación en la UTEM de un exagerado volumen  de sumarios que superan los tiempos de desarrollo en forma  extrema y se despilfarran los recursos humanos de los académicos y otros funcionarios a cargo de las Fiscalías y del funcionario imputado que deben gastar su tiempo en investigaciones estériles, y para peor enturbian las relaciones humanas internas al punto del absurdo.   

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Si bien eso es un hecho histórico, fruto de una obsesiva pasión por el control del poder institucional, no deja de ser un hecho que debe ser revisado y analizado en vistas de los procesos de acreditación universitaria cada vez más exigentes y rigurosos puesto que esta situación expresa una errada concepción de lo que se debe entender por una buena y eficiente gestión universitaria.

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Obviamente, lo anterior se agrava enormemente cuando la herramienta de sumario se aplica a un colega que ha sido particularmente crítico de la gestión rectorial,  argumentando la existencia de un error administrativo de muy fácil percepción y reparación.

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EN DESARROLLO

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