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DE : CARLOS PEÑA, RECTOR UDP, EL MERCURIO.COM
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El Penal Cordillera: Lagos y Piñera
¿Cómo explicar que un Presidente de derecha (Piñera) haya sido más
riguroso con los violadores de los derechos humanos que uno de izquierda
(Lagos)? ¿Qué uno haya decidido crear el Penal Cordillera y el otro
cerrarlo?
Una explicación parece posible:
En política, podría argüirse, las decisiones no se ejecutan en el vacío,
sino en un contexto. La bondad o maldad de una decisión política no
depende de sus características intrínsecas, sino de sus consecuencias
probables. Una decisión que en determinadas circunstancias es renuncia,
en otras puede ser prudencia.
Encerrar a criminales en una cárcel
simulada parece renuncia; pero si es el precio que ha de pagarse para
asegurar la democracia, equivale a prudencia.
Ninguna ética
-podría concluirse, citando a Weber- debe prescindir del hecho que para
obtener fines buenos es a veces necesario usar medios moralmente
dudosos.
¿Es aceptable ese argumento?
Dos circunstancias aconsejan rechazarlo. Desde luego, no es plausible
que en septiembre de 2004 (fecha en que el penal fue creado) la
democracia chilena estuviera amenazada por una asonada militar. Tampoco
es razonable apelar al contexto. ¿No es acaso ese -el contexto- el mismo
argumento que esgrimen quienes exculpan los crímenes cometidos luego
del golpe?
En cambio, parece más plausible pensar que el penal
fue el resultado de un toma y daca entre el Gobierno y el general
Cheyre, el comandante en jefe de entonces.
Y eso explicaría que dos
meses después, en noviembre, se publicara el documento "Ejército de
Chile: el fin de una visión", en el que el Ejército asume su
responsabilidad institucional por las violaciones a los derechos
humanos. El comandante en jefe podía así mostrarse, a la vez, severo con
los crímenes; pero compasivo con los criminales.
De ser así -es
lo más probable- el Penal Cordillera no habría sido el fruto de una
tensión ética en el manejo del Estado, sino apenas el resultado de un
mero cálculo de consecuencias. En la vida de los Estados este tipo de
juegos de 'toma y daca' son frecuentes. Frecuentes, es cierto; pero, la
verdad sea dicha, no siempre muy atractivos.
La situación de
Piñera, en cambio, parece estar más cerca de una verdadera tensión
ética. Una tensión ética se configura cuando es necesario escoger entre
dos principios que, cualquier observador imparcial, consideraría a
primera vista valiosos. En este caso, elegir entre ser fiel con quienes
lo llevaron a la Presidencia o evitar privilegios injustificados que
hieren la dignidad de la República.
Sebastián Piñera estaba en medio de esos dos principios.
Accedió al poder con el apoyo explícito de los ex militares, con quienes
se reunió más de una vez, y entre sus fuerzas políticas de apoyo, la
UDI y RN, hay ex funcionarios de Pinochet, partidarios hasta hace poco
entusiastas de la dictadura, personas prontas a relativizar los
crímenes. En suma, partidarios suyos que merecían un trato recíproco.
Pero, a la vez, Piñera supo que el privilegio del que gozaban Contreras y
los otros carecía de toda justificación, dañaba la dignidad de la ley
y, por esa vía, la integridad de las instituciones.
¿A cuál obedecer?
Guardando las infinitas distancias se trató de una tensión similar a la
que vivió Suárez cuando legalizó el Partido Comunista, defraudando la
promesa que había hecho a los militares; o a la que afrontó De Gaulle
cuando puso fin a la guerra con Argelia, abandonando a sus viejos
camaradas que, hasta el final, lo creyeron de su lado.
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Dicho de
otro modo, Piñera tuvo que escoger entre honrar su palabra (retribuir el
apoyo de la derecha pinochetista) sacrificando la dignidad de las
instituciones (manteniendo el Penal Cordillera) o salvar la dignidad de
las instituciones (cerrar el penal) sacrificando el contrato tácito que
mediaba entre él y parte de la derecha.
Piñera optó por lo último.
Así, en la hora nona fue capaz de demostrar que los tics, las
enumeraciones, los chistes insustanciales y el anhelo de agradar,
escondían, después de todo, una alarma moral y una voluntad que estaba
decidida a oírla.
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NOTA EDITOR : Otro gallo cantaría en la UTEM si la autoridad fuese capaz de realizar una reflexión de este nivel y reparar en las negociaciones que ha realizado para obtener y consolidar su poder al interior de la universidad.
¿ Si algunos pretenden Justificar con un buen fin los medios empleados para lograrlo, que duda cabe que un mal fin no puede justificar ningún medio ?
Tithus y matithus practicamente presionan todos los días a LP en su ego para tranzar con todos para hacerse del poder cuanto antes.
ResponderEliminar¿Para hacerse del poder o conservar la cuotita que don LP les concede graciosamente hasta que se aburra de ellos del mismo modo que se deshizo de todos sus ayudantes iniciales de cuyos nombres casi nadie se acuerda?.
Eliminar¿¿¿¿Hablan de la negociación de la venta de la fae????
ResponderEliminarEstos caballeros tienen una ambición mas grande que la de Avendaño. Sino fíjense los bonitos que recibirán algunos de la institución, del fisco y ahora por la comisión de ventas.