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"El gobierno no parece tener la capacidad de traducir la inspiración política de su programa en un conjunto racional de políticas públicas"
DE : LA TERCERA.COM / EL MOSTRADOR.COM / C. PEÑA.
El rector de la Universidabitud Diego Portales, dejó su tribuna habitual de los domingos en El Mercurio para conversar en una entrevista con La Tercera a propósito del fallo emitido por el Tribunal Constitucional que impugnó el diseño de gratuidad en Educación Superior propuesto por el gobierno.
En primer término Peña revela que advirtió al Gobierno lo que podía ocurrir en este caso.
"Si se hubiera establecido un sistema de subsidios a la oferta para estimular determinadas características en las instituciones de educación superior -destinando el subsidio a las instituciones que desarrollaran programas de acción afirmativa, por ejemplo- me parece que no habría habido motivos para el reproche por parte del Tribunal Constitucional.
Pero si el gobierno establece un programa de derechos sociales -así fue presentado por la Presidenta- entonces no podía discriminar según el tipo de institución que los alumnos eligieron en el pasado, como lo hizo la glosa
¿Cómo podría usted declarar que algo es un derecho fundamental y acto seguido distribuirlo según las decisiones que las personas hicieron en el pasado?
La glosa pues fue mal diseñada puesto que, por una parte, presume establecer un derecho de acceso gratuito y, por la otra, priva a algunos de ese mismo derecho. Como lo hice saber en su momento al propio gobierno, había en la glosa, a mi juicio, una obvia contradicción entre el propósito declarado de la medida y el medio elegido para ejecutarla", afirmó.
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Peña en este sentido dijo que el resultado en el TC era predecible. "Justo porque era predecible, resulta sorprendente que el gobierno, luego del fallo, parezca haber quedado sin conducta, atónito. Hubo una reacción inmediata de la Presidenta y los ministros, pero pareció más una confesión emocional acerca de cuán incómodo les resultaba el fallo, que un discernimiento político y práctico acerca de cómo resolver el problema que planteaba", explicó.
A su juicio, este duro revés ilustra la difícil situación política al interior de La Moneda.
"Lo que ocurre es que el gobierno no parece tener la capacidad de traducir la inspiración política de su programa (por ejemplo, la idea que la educación es un derecho social) en un conjunto racional de políticas públicas (por ejemplo, una reforma de la educación superior a fin de adecuarla a esa idea).
Hay un déficit severo de racionalidad técnica o instrumental en el gobierno. Hay en él la afirmación frecuente de ciertos objetivos (como la gratuidad), pero muy poco discernimiento a la hora de pensar cómo alcanzarlo de manera permanente e imparcial.
Esto tiene nada más que dos explicaciones. O hay un empecinamiento de la Presidenta que se impone sobre la cautela racional de los asesores (y ve esto ya no como un desafío político, sino personal, como lo dejó ver en la reacción frente al fallo), o los asesores son ineficientes o incapaces de hacer ver a la Presidenta el verdadero escenario.
Es urgente, pues, que el gobierno haga esfuerzos para poner su capacidad técnica a la altura de su habilidad retórica.
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El prestigio de los equipos gubernamentales y de la Presidenta está en juego: no es posible que un gobierno que hizo de éste el objetivo principal de su programa llegue a la mitad de su período sin lograr diseñar una política que le permita alcanzarlo", explicó.
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