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FORMACIÓN UNIVERSITARIA : ¿ INTEGRAL O ESPECIALISTA ?
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Las universidades chilenas tradicionalmente han adoptado estructuras curriculares de tipo lineal, similares a las de Europa continental, de inspiración napoleónica, tendientes a conseguir títulos profesionales, muchas veces de gran especialización.
El permanente debate por el perfeccionamiento de la institucionalidad, el financiamiento, los procesos de admisión y acreditación del sistema de educación superior, entre otros, no debiera postergar una reflexión académica de gran alcance, cual es el perfil de esa formación universitaria.
Las universidades chilenas tradicionalmente han adoptado estructuras curriculares de tipo lineal, similares a las de Europa continental, de inspiración napoleónica, tendientes a conseguir títulos profesionales, muchas veces de gran especialización. Sin embargo, la creciente demanda por una mirada multidisciplinar de los graduados ha movido a algunas universidades a incluir entre sus opciones programas del tipo bachilleratos y colleges , en un intento por ofrecer, a la usanza anglosajona, programas integrales en el que el estudiante recibe formación en áreas disciplinarias amplias, teniendo la posibilidad de optar por líneas curriculares transversales, multidisciplinarias y complementarias, dejando la especialización para el posgrado. Pero estos programas, todavía minoritarios, se ven opacados por una tradición fuertemente profesionalizante de nuestro sistema educacional, y hasta ahora son poco valorados por alumnos, apoderados y empleadores.
Desde su etapa escolar, los estudiantes reciben una educación muy centrada en reproducir contenidos, sin mayores exigencias de reflexión, argumentación e interpretación. De hecho, los programas de enseñanza media están orientados a responder exitosamente a los requerimientos de la prueba de admisión universitaria. Una vez en la universidad, los alumnos suelen tener dificultades para desarrollar textos argumentativos, realizar análisis críticos y hacer relaciones complejas, lo que muchas veces obliga a los planteles a ofrecer cursos remediales para superar deficiencias en los contenidos necesarios para una formación de calidad.
Una admisión universitaria que a las pruebas estandarizadas agregase otras complementarias podría incidir favorablemente en la enseñanza escolar, impulsándola a reforzar contenidos integrados, de mirada interdisciplinaria y que fomenten la reflexión personal y el análisis crítico. Para las universidades, se mantiene el reto de ofrecer programas que busquen el equilibrio entre la formación integral y la especialización, de modo que sus graduados puedan responder a una frontera del conocimiento en permanente expansión y a un mercado laboral en continuo cambio.
.Las universidades chilenas tradicionalmente han adoptado estructuras curriculares de tipo lineal, similares a las de Europa continental, de inspiración napoleónica, tendientes a conseguir títulos profesionales, muchas veces de gran especialización. Sin embargo, la creciente demanda por una mirada multidisciplinar de los graduados ha movido a algunas universidades a incluir entre sus opciones programas del tipo bachilleratos y colleges , en un intento por ofrecer, a la usanza anglosajona, programas integrales en el que el estudiante recibe formación en áreas disciplinarias amplias, teniendo la posibilidad de optar por líneas curriculares transversales, multidisciplinarias y complementarias, dejando la especialización para el posgrado. Pero estos programas, todavía minoritarios, se ven opacados por una tradición fuertemente profesionalizante de nuestro sistema educacional, y hasta ahora son poco valorados por alumnos, apoderados y empleadores.
Desde su etapa escolar, los estudiantes reciben una educación muy centrada en reproducir contenidos, sin mayores exigencias de reflexión, argumentación e interpretación. De hecho, los programas de enseñanza media están orientados a responder exitosamente a los requerimientos de la prueba de admisión universitaria. Una vez en la universidad, los alumnos suelen tener dificultades para desarrollar textos argumentativos, realizar análisis críticos y hacer relaciones complejas, lo que muchas veces obliga a los planteles a ofrecer cursos remediales para superar deficiencias en los contenidos necesarios para una formación de calidad.
Una admisión universitaria que a las pruebas estandarizadas agregase otras complementarias podría incidir favorablemente en la enseñanza escolar, impulsándola a reforzar contenidos integrados, de mirada interdisciplinaria y que fomenten la reflexión personal y el análisis crítico. Para las universidades, se mantiene el reto de ofrecer programas que busquen el equilibrio entre la formación integral y la especialización, de modo que sus graduados puedan responder a una frontera del conocimiento en permanente expansión y a un mercado laboral en continuo cambio.
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