Cartas al Mercurio
Domingo 07 de julio de 2013
Señor Director:
A su interesante editorial del viernes sobre el alza en los aranceles de las universidades del país, cabría agregar los siguientes elementos:
La duración de las carreras se prolonga, en no pocos casos, con la inclusión de asignaturas inútiles a ellas bajo rótulos tales como electivos, culturales o de formación general, lo cual también las encarece.
El lucro, ya no a favor de los propietarios y relacionados, sino de los profesores y altos funcionarios, que incluyen sus asignaturas y el número de horas asignadas a ellas, en muchos casos, en cantidad innecesaria a las respectivas carreras, pero favorables a sus intereses.
El costo de las actividades no docentes, como la investigación y la extensión, que en algunas casas de estudio es considerable, es incluido en todo, o en parte cuando tiene otra fuente de financiamiento, el costo de las carreras y cargado a los alumnos.
El principio del autofinanciamiento de las instituciones que rige en muchos ámbitos de la vida pública, se aplica también a las universidades incluidas aquellas que reciben importante apoyo financiero del Estado.
Sin embargo, no es de justicia que la necesidad de autofinanciar su respectivo presupuesto lleve a las universidades a trasladar su costo a los estudiantes, o a quien paga por ellos, cuya participación en las actividades de investigación y extensión, entre otras, es excepcional. Estas necesarias actividades deberían contar con otro tipo de financiamiento, correspondiendo a las universidades y al Estado buscarlo y asignarlo.
Estos factores ayudan a comprender la notoria diferencia entre el arancel de referencia y el real en las diversas carreras.
Hernán Latorre Sánchez
Abogado Ex Secretario General
Universidad Austral de Chile
Abogado Ex Secretario General
Universidad Austral de Chile
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