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DE : EL MERCURIO/A-2/
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CALIDAD SOBRE TODO
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DEBEMOS OCUPARNOS DE EL MECANISMO QUE NOS PERMITA DISMINUIR LA DESERCIÓN UNIVERSITARIA Y LOS TIEMPOS DE GRADUACIÓN Y TITULACIÓN Y FORTALECER LA INTERACCIÓN CON LOS ENTORNOS RELEVANTES.
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Las instituciones de educación superior enfrentan una encrucijada. Por un lado, la sociedad les exige niveles crecientes de inclusión, equidad y estándares de calidad cada vez más elevados, mientras, por otro, el Estado cambia de manera gradual su relación con ellas, avanzando en el establecimiento de mayores cuotas de regulación y fiscalización, tan necesarias en un sistema educacional altamente desregulado, como el chileno.
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Así las cosas, el sistema de educación superior debe responder a las demandas de la sociedad y del Estado, no solamente abriendo sus puertas a nuevos estudiantes y de acuerdo con la política de masificación del acceso a la formación terciaria, sino también entregando una educación de alta calidad. En este sentido, no es correcto incrementar los recursos, ni universalizar la gratuidad, para sostener una educación de mala calidad.
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La excelencia académica y altos estándares en gestión institucional, además de estimular el desarrollo científico, la investigación e innovación, deben ser los principales objetivos y deberes de las instituciones de educación superior, pues es en su interior donde se desarrollan los procesos educativos, se forma a los nuevos profesionales y se amplían las fronteras del conocimiento.
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Si bien es el Estado el responsable de definir un marco regulatorio, una institucionalidad acorde, un sistema de financiamiento apropiado y establecer estándares que permitan otorgar garantía pública de calidad, son las instituciones las llamadas a velar por el mejoramiento de sus procesos internos, asegurar la pertinencia de su formación y tender al perfeccionamiento en todas sus actividades.
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Aportar al desarrollo de las capacidades individuales y colectivas es parte fundamental de los desafíos que contemplan las universidades estatales; sin embargo, es perentorio que el Estado avance en entregar los recursos necesarios para el progreso de sus propias instituciones -sometidas durante décadas a condiciones de desventaja- y sin considerar, ojalá, las presiones de los grupos que persiguen mantener el rol subsidiario del Estado con las instituciones privadas.
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La Universidad de Santiago de Chile ha ejercido un liderazgo indiscutido al hacerse cargo de las demandas de la sociedad y del Estado; no obstante, la mantención y superación de estas cualidades nos exigen renovar constantemente nuestro compromiso institucional.
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Así las cosas, el sistema de educación superior debe responder a las demandas de la sociedad y del Estado, no solamente abriendo sus puertas a nuevos estudiantes y de acuerdo con la política de masificación del acceso a la formación terciaria, sino también entregando una educación de alta calidad. En este sentido, no es correcto incrementar los recursos, ni universalizar la gratuidad, para sostener una educación de mala calidad.
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La excelencia académica y altos estándares en gestión institucional, además de estimular el desarrollo científico, la investigación e innovación, deben ser los principales objetivos y deberes de las instituciones de educación superior, pues es en su interior donde se desarrollan los procesos educativos, se forma a los nuevos profesionales y se amplían las fronteras del conocimiento.
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Si bien es el Estado el responsable de definir un marco regulatorio, una institucionalidad acorde, un sistema de financiamiento apropiado y establecer estándares que permitan otorgar garantía pública de calidad, son las instituciones las llamadas a velar por el mejoramiento de sus procesos internos, asegurar la pertinencia de su formación y tender al perfeccionamiento en todas sus actividades.
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Aportar al desarrollo de las capacidades individuales y colectivas es parte fundamental de los desafíos que contemplan las universidades estatales; sin embargo, es perentorio que el Estado avance en entregar los recursos necesarios para el progreso de sus propias instituciones -sometidas durante décadas a condiciones de desventaja- y sin considerar, ojalá, las presiones de los grupos que persiguen mantener el rol subsidiario del Estado con las instituciones privadas.
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La Universidad de Santiago de Chile ha ejercido un liderazgo indiscutido al hacerse cargo de las demandas de la sociedad y del Estado; no obstante, la mantención y superación de estas cualidades nos exigen renovar constantemente nuestro compromiso institucional.
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Por ello, año a año e independientemente del debate actual sobre la reforma a la educación superior, nos preocupamos de que nuestra oferta académica sea acorde con los desafíos del país, de las ciencias, las artes y la cultura.
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Hoy se discute si la gratuidad será una política regresiva o no, se la compara con lo que fue el Crédito con Aval del Estado (CAE) y se le mitiga por, supuestamente, disfrazar el modelo de mercado que existe en la educación, como uno público. (N.E. ¿¿ ??)
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Es importante dejar la inmediatez de la "ley corta" atrás, para que podamos seguir avanzando y profundizando en el mejoramiento de nuestra educación pública.
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Hoy se discute si la gratuidad será una política regresiva o no, se la compara con lo que fue el Crédito con Aval del Estado (CAE) y se le mitiga por, supuestamente, disfrazar el modelo de mercado que existe en la educación, como uno público. (N.E. ¿¿ ??)
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Es importante dejar la inmediatez de la "ley corta" atrás, para que podamos seguir avanzando y profundizando en el mejoramiento de nuestra educación pública.
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Debemos ocuparnos, por ejemplo, del mecanismo que nos permitirá disminuir la deserción universitaria, mejorar los tiempos de graduación y titulación de nuestros estudiantes y fortalecer la interacción con los diversos entornos relevantes en los que nuestras instituciones están inmersas.
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Propongo avanzar en una cultura de la calidad universitaria, que se traduzca en la utilización de información confiable, la optimización de la estructura de toma de decisiones y en convocar a los y las mejores estudiantes de todos los entornos sociales, a los mejores académicos y a los mejores profesionales y estudiosos del tema..
Será la relación virtuosa de todos estos actores la que permitirá que el Estado defina, democráticamente, las bases y alcances de la calidad universitaria que hoy se discute ampliamente, y que, a nuestro parecer, trasciende los resultados de pruebas estandarizadas, como la PSU o el sistema "optativo" de acreditación vigente para las universidades chilenas.
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Dr. Juan Zolezzi Cid
Rector Universidad de Santiago de Chile
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Propongo avanzar en una cultura de la calidad universitaria, que se traduzca en la utilización de información confiable, la optimización de la estructura de toma de decisiones y en convocar a los y las mejores estudiantes de todos los entornos sociales, a los mejores académicos y a los mejores profesionales y estudiosos del tema..
Será la relación virtuosa de todos estos actores la que permitirá que el Estado defina, democráticamente, las bases y alcances de la calidad universitaria que hoy se discute ampliamente, y que, a nuestro parecer, trasciende los resultados de pruebas estandarizadas, como la PSU o el sistema "optativo" de acreditación vigente para las universidades chilenas.
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Dr. Juan Zolezzi Cid
Rector Universidad de Santiago de Chile
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