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domingo, 6 de enero de 2013

LOS 10 AÑOS DE LA PSU : Crónica de un daño anunciado

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"La responsabilidad del Consejo de Rectores y de los creadores de esta prueba -Cristián Cox, David Bravo y Jorge Manzi- es enorme, ya que nunca transparentaron los resultados de los estudiantes provenientes de la educación técnico-profesional, que representan el 40% de la matrícula de los alumnos de Educación Media y que pertenecen a los sectores más vulnerables de nuestro país".
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DE EL MERCURIO.COM
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Verónica Abud C.
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Finalmente, luego de diez años, se anuncian cambios a la PSU. Recién ahora, uno de los creadores de la prueba, David Bravo, reconoce indirectamente que "uno de los factores que marcan la diferencia (en el crecimiento de la brecha), además de los ingresos, es el nivel educacional de los padres". ¿No fueron ellos los que anunciaban que la PSU traería mayor equidad? ¿No fueron advertidos por el propio ministro Beyer -en su calidad de investigador del CEP, en el año 2002- que ése era el riesgo de la prueba que le impusieron al país.
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NOTA EDITOR : ¿¿ CUÁL FUE LA GANANCIA DE LOS QUE CONTRA VIENTO Y MAREA IMPUSIERON LA PSU EN REEMPLAZO DE LA PAA ???
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1 comentario:

  1. Sabemos -por las actas de la época del Consejo de Rectores- que los involucrados estaban al tanto del riesgo que significaba la PSU para estos estudiantes, por cuanto estas pruebas fueron diseñadas en función del currículo científico-humanista, que no es el mismo en la modalidad técnico-profesional. Si lo sabían, ¿puede este silencio considerarse un simple error de omisión o estamos ante un caso de grave negligencia o incluso ocultamiento intencional de la evidencia?

    Lo que queda claro es que, si el Consejo de Rectores hubiera reportado los datos de la PSU para quienes han asistido a la educación técnico-profesional -lo que correspondía hacer-, se habría desvanecido hace años el espejismo de que la brecha entre los alumnos de colegios particulares y municipales no crecía.

    Recién hoy "el Consejo de Rectores quiere saber cuánta de la materia que se incluye en la prueba se está enseñando en los colegios". Como ciudadana me pregunto: ¿Tal estudio no debió hacerse antes de hacer el cambio de prueba?

    Estos hechos fueron advertidos por muchos académicos, de las propias universidades que son parte del Consejo, quienes interpelaron públicamente, a través de cartas y columnas en este diario, para que no se continuaran aumentando los contenidos en la PSU. A ellos no los escucharon, como no escucharon a nadie en estos diez años, mientras callaron la evidencia de que la brecha sí crece en este grupo, aun después de considerar los factores socioeconómicos.

    ¿Por qué crece? Básicamente porque ganan puntos con esta prueba los estudiantes de colegios particulares pagados, que, por supuesto, son científico-humanistas, donde reciben educación de calidad, tienen preuniversitarios que funcionan al interior del establecimiento o cuentan con padres que les costean el mejor preuniversitario de la plaza.

    Es lamentable que los rectores y los creadores de la PSU se rehúsen a reconocer lo que es evidente para todos: el fracaso de un experimento apresurado, carísimo y sin estudios previos que avalaran la necesidad del cambio de pruebas, con el consiguiente daño para los alumnos más vulnerables y que estudian en la educación técnico-profesional.

    ¿Quién responde ante esos miles de alumnos cuyos derechos han sido atropellados en estos diez años? No nos olvidemos de que se encuentra en trámite un juicio a las autoridades correspondientes ante la Corte Internacional de Derechos Humanos, a raíz del perjuicio sufrido por estos alumnos. Los diseñadores de estas políticas públicas y que hoy figuran libres de polvo y paja, ejerciendo como decanos de prestigiosas facultades de educación del Consejo o como directivos de sus centros de medición, debieran dar la cara y asumir sus errores.

    Me hago eco de las palabras del profesor Ronald Fischer: "Los autores intelectuales de la PSU deben pedir disculpas públicas a los padres y estudiantes que han sufrido con una prueba que no sirve y que aumenta la discriminación socioeconómica, [y] al país en general por el costo social causado por su prueba".

    A lo anterior añado que, luego de las disculpas, corresponde que den un paso al costado, para permitir reparar el daño que causaron.
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