El pensar lineal adolescente y la dificultad para comprender realidades complejas y tomar decisiones adecuadas a las circunstancias

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QUIENQUIERA QUE HAYA DISCUTIDO CON UN ADOLESCENTE SE HABRÁ DADO CUENTA DE LO DIFÍCIL QUE ES SACARLOS DE SUS BRILLANTES E IRREFUTABLES RACIOCINIOS LINEALES,  QUE SUELEN  PARTIR DE  CONSIDERACIONES PARCIALES  DE  REALIDADES  COMPLEJAS SIN SER CAPACES DE VER EL RESTO DE LOS ASPECTOS IMPORTANTES.

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Suele ocurrir también en las discusiones y argumentaciones que exponen los individuos fuertemente formados en el pensar matemático o en las duras prácticas de laboratorio de las Ciencias Básicas. . Sin embargo, el mundo económico, social o político, con sus complejidades suelen confundirlos; o peor, hacerlos expresar opiniones que atienden algun aspecto "imoportante" de la realidad, pero se desatienden muchos otros que pueden ser aún más importantes en determinadas circunstancias.

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Sin embargo, cabe suponer que por el proceso de maduración propio de la especie. poco a poco los criterios de análisis se van ampliando y la mirada se enriquece  cada vez más.

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Debido a ello, muchos desisten de discutir con las personas que no son capaces de mirar más allá de la punta de  su nariz, o con aquellas que influidas por sus interses creados se niegan a mirar lo que no les conviene y argumentan torcidamente para confundir y perjudicar a sus oponentes.

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Cuando esto ocurre en el mundo familiar, político o de los negocios, nadie se sorprende mucho y la mayoría se aleja prudentemente de aquellos que presentan argumentos racionales demasiados miopes. Pero cuando esto ocurre a nivel universitario, donde se supone que existe un mínimo ejercicio del análisis sistemático y reconocimiento de la complejidad de la realidad, debiera ser materia de gran preocupación para toda la comunidad académica.

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Luego del largo preámbulo anterior, cabe referirse a la carta recién publicada por el colega Alvaro Miranda, quien critica duramente al CRUCH y de pasada al Sr. Rector de la UTEM por la medida adoptada por este organismo en orden a establecer un incremento sustancial  del rendimiento escolar bajo la modalidad de ranking escolar para el ingreso a las 25 universidades más importantes del país.
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Acusa el colega Miranda que la medida adoptada es un mero parche que no ataca de frente las graves fallas del sistema educacional y que perjudica gravemente el espíritu solidario y el compañerismo al introducir cierta competitividad en el uso de las calificaciones para el ingreso a la universidad.
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Sin embargo, el colega Miranda no parece darse cuenta que la corrección de nuestro  sistema educacional fundado en el clasismo y repartija de privilegios escalonados por capas sociales no se puede corregir de la noche a la mañana y que el CRUCH no hace más que reconocer y tratar de corregir  en parte la grave injusticia que se cometió en tiempos de la Ministra Aylwin con la introducción de la PSU.
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Si de algo se puede acusar al CRUCH es de no haber realizado antes estos cambios ni haber sometido a la PSU a una auditoría internacional oportuna.
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Y, si efectivamente la modalidad empleada genera cierta competencia intra Escuela, no menos cierto es que se adoptaron varios citerios para aminorar bastante el perjuicio que eso podría ocasionar. Para ello se fijó como criterio de comparación en la estandarización de las notas y construcción del ranking los promedios de años anteriores a fin de enfrentar a los alumnos de diferentes generaciones y no a los de la misma generación, como pareciera señalar en sus considerandos el colega Miranda.
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Lamentablemente el daño hecho a las numerosas generaciones anteriores  de ex alumnos de Liceos Municipales y Técnicos que sufrieron el perjuicio de la PSU no se podrá reparar.
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Pero mientras tanto, lo mínimo que se puede esperar del actual CRUCH, presionado por el Movimiento Estudiantil, es que corrija en parte el daño y la injusticia a las generaciones futuras, mientras no se hagan los difíciles y largos  cambios profundos al sistema escolar nacional. 
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NOTA EDITOR : Sin menoscabo anterior, cabe felicitar al colega Alvaro Miranda por su valentía en exponer por escrito su pensamiento en un contexto universitario en el que ningún académico ni autoridad se atreve a hacerlo, pues los errores se pueden discutir y corregir, pero el miedo que paraliza no tiene remedio.