PRÓLOGO de “ALESSANDRI, AGITADOR Y DEMOLEDOR”
.Autor: Ricardo Donoso
EXTRACTOS
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"Factores sociales, económicos y psicológicos explican el advenimiento de Alessandri al poder: por eso, nada puede ser más seductor para el escritor que poner de relieve los rasgos psicológicos predominantes que caracterizan la personalidad del político".
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"Entre esos rasgos hay algunos que se destacan firmemente: en primer término, la pasión por el poder, la tendencia absorbente y predominante a ejercer el mando, para lograr lo cual no retrocederá ante ningún medio ni tendrá ningún escrúpulo: de aquí su obra esencialmente demagógica y demoledora, halagará a las masas y soliviantará al populacho; mientras de otro lado introducirá la política en los cuarteles y utilizará a los cuerpos armados como instrumento de su ambiciones políticas.
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Entre los rasgos psicológicos característicos de su personalidad, la egolatría ocupa un papel fundamental: tiene la más alta idea de sí mismo, de su penetración y de su dominio sobre los hombres".
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Muy penoso resulta para el
escritor tener que exhibir las características de su personalidad moral,
que lo sitúan a tan bajo nivel de sus antecesores, su afán constante de
engañar, de tergiversar, de falsear; su inclinación a rodearse de
gentes insignificantes; su deliberado propósito de explotar las
flaquezas humanas con claras finalidades políticas.
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TEXTO COMPLETO
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Sería necesaria la vigorosa y patética pluma de un Balzac para trazar la historia de la familia Alessandri, que desde la oscuridad más sombría se elevó a las cumbres del poder, la riqueza y la influencia.
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Seguir la huella de esa trayectoria apasionante constituye el propósito de esta obra, que abraza un largo período de la historia política de Chile. No pequeñas dificultades tiene que encarar el historiador para descubrir la verdad y exhibirla con crudeza: el material con que trabaja, máxime si se trata de aspectos de la vida contemporánea, no puede ir más allá del utilizado tradicionalmente (testimonios escritos, memorias, cartas, documentos, discursos, procesos judiciales, declaraciones de testigos), estándole casi del todo vedado el acceso a las fuentes de información de las instituciones vinculadas a la vida económica.
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En la compleja vida política contemporánea, en la que ésta no es más que la expresión de la lucha de círculos e intereses económicos, el historiador tiene que limitarse, en este aspecto de su labor, a formular sólo conjeturas, pues si le estuvieran expeditos los caminos para estudiar los antecedentes de la actividad económica y financiera, todo el tinglado político, con sus pomposas declaraciones doctrinarias y de bien público, se vendría estrepitosamente al suelo, aplastado por lá reveladora y decisiva influencia de los factores económicos. Propósito principal de estas páginas es el de estudiar la personalidad, la actividad y la influencia del señor Alessandri en la vida de la nación: por eso se rastrea el origen de la familia, desde la llegada a Chile de su fundador, para determinar la' persistencia de los rasgos psicológicos y morales a través de tres generaciones.
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A Alessandri le tocó actuar e intervenir en una época de transición: desde el punto de vista político, iba á ser el sepulturero del parlamentarismo y echar las bases de un nuevo régimen político, que se caracterizaría por la dictadura legal del Ejecutivo, del todo reñida con la cultura política, con la evolución ideológica y con las conveniencias nacionales; mientras que, desde el ángulo de la evolución social, su advenimiento al poder señalará la caída de la aristocracia y la conquista del poder político por la clase media.
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Factores sociales, económicos y psicológicos explican el advenimiento de Alessandri al poder: por eso, nada puede ser más seductor para el escritor que poner de relieve los rasgos psicológicos predominantes que caracterizan la personalidad del político.
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Entre esos rasgos hay algunos que se destacan firmemente: en primer término, la pasión por el poder, la tendencia absorbente y predominante a ejercer el mando, para lograr lo cual no retrocederá ante ningún medio ni tendrá ningún escrúpulo: de aquí su obra esencialmente demagógica y demoledora, halagará a las masas y soliviantará al populacho; mientras de otro lado introducirá la política en los cuarteles y utilizará a los cuerpos armados como instrumento de su ambiciones políticas.
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Entre los rasgos psicológicos característicos de su personalidad, la egolatría ocupa un papel fundamental: tiene la más alta idea de sí mismo, de su penetración y de su dominio sobre los hombres.
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Carente de toda vida interior, prevalecen en él los rasgos del advenedizo, con sus manifestaciones de desenfrenado exhibicionismo, vulgaridad y plebeyismo. Todo lo que toca, enfoca o alude está marcado con una vulgaridad aplastadora, fácil de captar para las mentes ignaras y llegar al corazón de las masas analfabetas pero impresionables.
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Nada le resultaba más insoportable que el anonimato y el apartamiento de la vida privada: de aquí su afán constante de figurar, de exhibirse, de meter la mano en todo, desde las instituciones literarias hasta los organismos vinculados a la vida económica.
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Había en su temperamento, en su actitud mental y en su actividad, toda la pasta de los grandes aventureros, llámense ellos Cagliostro, Jacobo Casanova, Mussolini y, en menor escala, Natalio Botana. .
Derribado del poder no ahorrará esfuerzos ni medios para recuperarlo: intrigará, conspirará desde el extranjero, y ya reintegrado al seno de la patria, quebrantará nuevamente la disciplina de los cuerpos armados, en su frenética pasión por el mando, para vestirse la túnica, como lo han hecho otros incorregibles anarquistas a lo largo de la historia, del restaurador de las leyes y del régimen constitucional. Ya en el ocaso de su vida aparece como rasgo predominante de su acción el nepotismo, utilizado como herramienta de predominio e influencia política.
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Nunca se había visto antes, en la historia de Chile, sacarle intereses más usurarios al capital político. A lo largo de su borrascosa existencia aparece como predominante su labor de agitador y demoledor de las instituciones, como quedará prolijamente puntualizado en las páginas que siguen. Parecería ocioso discutir en esta oportunidad si Alessandri fue o no un estadista: el largo ejercicio del poder no justifica en manera alguna el elevarlo a esa categoría.
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Estudiada con detención y serenidad su actividad, ella no pasa de ser la de un político oportunista, hábil para captar las corrientes ideológicas predominantes, sin que le anime ninguna idea grande, trascendente, enaltecedora. Ninguna idea profunda, ninguna preocupación absorbente, caracterizan su labor, inspirada sólo en el pensamiento de acometer las impostergables cuestiones del día.
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CONTINUACIÓN 1 : ALESSANDRI ....
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Los elogios que recibió a través de su carrera política, los fantásticos ditirambos que se entonaron a lo largo de su vida borrascosa (recuérdese el Enviado, calificativo con que lo exaltó la febril imaginación de doña Inés Echeverría), crearon en él una especie de segunda naturaleza que lo hacía mirar con el más olímpico desprecio a sus adversarios y competidores, y como a usurpadores audaces a cuantos aspiraban a ocupar el primer cargo político de la nación.
La adhesión incondicional que le manifestaba la numerosa clientela política que se formó en los largos años de ejercicio del poder, integrada por hombres sin personalidad, que él sacó del anonimato para colocar en los más diversos cargos de la administración pública, contribuyó a crearle un partido casi personal, dispuesto a servirlo en todas las circunstancias y a afianzarlo en la idea de su influencia avasalladora.
No menos acentuada aparece en su personalidad psicológica la carencia de convicciones: lo único que le interesaba era el poder, el mando, el dominio: de aquí su versatilidad, el ir y venir de un lado a otro, hoy del brazo de los conservadores y mañana de los radicales y de los demócratas; un día se proclama católico fervoroso y al siguiente ingresaba a la masonería para atacar a la Iglesia; en alguna ocasión hablaba de sus ideas liberales y de su ateísmo, y en otra arrojaba flores al paso de la imagen de la Virgen durante la procesión del Carmen.
En su histrionismo, las ideas le interesaban sólo como medio de obtener la adhesión de determinados círculos para la conquista o la conservación del poder político. Nada más opuesto al temperamento y a la idiosincrasia del chileno que la psicología de Alessandri, en quien predominan por sobre todo la sensibilidad, el histrionismo y la insinceridad meridionales.
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CONTINUACIÓN 2 : ALESSANDRI ...
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Entre los rasgos de su personalidad se destaca igualmente su desenfrenado histrionismo: es un actor, que pone tal acento de sinceridad y emotividad en sus palabras, en sus gestos, en sus actos, que el auditorio queda embobado; agregado á este rasgo la habilidad abogadil para exhibir los argumentos favorables a su causa, y tendréis el retrato de un político sudamericano de nuestro siglo, que utilizó sistemáticamente la simulación y la falsedad como herramientas de acción política.
Su temperamento meridional, emotivo, impresionante, impulsivo, le diferencia substancialmente de sus antecesores, fríos, serenos y circunspectos, animados del fervor por el servicio público, Alessandri amaba apasionadamente la vida y el poder: el primer lugar de sus afectos lo ocupaban sus amigos, a quienes se esforzaba en servir, y su familia, que colocaría en una situación de preeminencia, mientras no vacilaría en deprimir y perseguir a sus enemigos.
Muy penoso resulta para el escritor tener que exhibir las características de su personalidad moral, que lo sitúan a tan bajo nivel de sus antecesores, su afán constante de engañar, de tergiversar, de falsear; su inclinación a rodearse de gentes insignificantes; su deliberado propósito de explotar las flaquezas humanas con claras finalidades políticas. En este aspecto su acción ofrece contrastes tan violentos con la de sus antecesores, un Montt, un Pinto, un Santa María, que no puede menos de arrancar airadas expresiones de patriótica indignación de la sensible pluma del historiador, ¿Qué quedará de obra de Alessandri?
Sólo la posteridad podrá dar respuesta a esta interrogación, pero, hasta lo que va corrido del presente siglo? podemos afirmar con certeza que la única de sus obras que aparece con caracteres más perdurables es la Constitución de 1925, cuyos antecedentes y características se analizan con detención en las páginas que siguen.
Por lo que dice relación a las fuentes de esta obra ellas se señalan con precisión en las páginas correspondientes y en la bibliografía final que cierra este largo trabajo. El autor ha tenido la fortuna de disponer de las memorias, hasta ahora inéditas de algunos políticos contemporáneos, que en hora oportuna compusieron y de lo que no hay más que motivos para alegrarse, en un país tan frío como Chile y tan poco inclinado a esta clase de confidencias.
Tendría que llenar muchas líneas si quisiera dejar constancia de mi gratitud a cuantas personas han cooperado a la redacción de estas páginas, mediante la entrega de documentos, cartas y testimonios contemporáneos. No despreciable tarea ha significado la de separar el grano de la paja, los aportes verdaderamente documentales de cuantas tonterías han visto la luz en letras de molde en los últimos treinta años, pues debe tenerse en cuenta que Alessandri ha tenido, como otros personajes políticos americanos (Melgarejo en Bolivia, Porfirio Díaz en México, Leguía en el Perú, Gómez en Venezuela, para no citar otros), muchos serviles adulones que le han tejido los más absurdos panegíricos y los elogios más disparatados.
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FIN
PINTO LUIS - ALESSANDRI ARTURO, hermanos, ególatras, manipuladores rodeados de aduladores. Triste por la UTEM. Anule mi voto; sin embargo,siento que con espíritu de verdadera democracia interna, como aquella vivida después de la Haydee, pudimos haber levantado una opción opositora. Triste, muy triste por la UTEM, porque esta falta de democracia se vé en las otras elecciones internas, donde decanos y directores de departamentos siguen la misma antidemocracia,cooptando a los académicos para erigirse como candidatos únicos. Tristeza y desesperanza.
ResponderEliminarEl 2020 está a la vuelta de la esquina y con esta errática administración no acreditaremos.
ResponderEliminarPINTO LUIS - ALESSANDRI ARTURO, hermanos, rodeados de aduladores.
Triste por la UTEM. Anule mi voto; sin embargo,siento que con espíritu de verdadera democracia interna, como aquella vivida después de la Haydee, pudimos haber levantado una opción opositora.
Triste, muy triste por la UTEM, porque esta falta de democracia se vé en las otras elecciones internas, donde decanos y directores de departamentos siguen la misma antidemocracia,cooptando a los académicos para erigirse como candidatos únicos. Tristeza y desesperanza.
El 2020 está a la vuelta de la esquina y con esta errática administración no acreditaremos
Además nos hemos sacado la mugre por acreditar no solo las carreras de nuestra facultad, sino la universidad para que estos digan que es logro del DGAI que ni siquiera conoce el proceso. Por otro lado la facultad trabaja para que las autoridades centrales no cumplan con los mínimos comprometidos y amedrentan a nuestros colegas, que ahora no se atrevieron a firmar una simple declaración antes de esta charada. Realmente lamentable.
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