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LA EVALUACIÓN DEL "CAE" DESDE LA PERSPECTIVA DEL RECTOR DE UNA PODEROSA UNIVERSIDAD PRIVADA, QUE AL IGUAL QUE OTRAS DE SU TIPO, FINANCIÓ SU DESARROLLO GRACIAS AL APORTE DE LOS BANCOS, EL AVAL DEL ESTADO Y EL ENDEUDAMIENTO DE SUS ESTUDIANTES.
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DE : EL MERCURIO.COM
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LA EVALUACIÓN DEL "CAE" DESDE LA PERSPECTIVA DEL RECTOR DE UNA PODEROSA UNIVERSIDAD PRIVADA, QUE AL IGUAL QUE OTRAS DE SU TIPO, FINANCIÓ SU DESARROLLO GRACIAS AL APORTE DE LOS BANCOS, EL AVAL DEL ESTADO Y EL ENDEUDAMIENTO DE SUS ESTUDIANTES.
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DE : EL MERCURIO.COM
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Tribuna
Miércoles 19 de abril de 2017
¿Qué significa terminar el CAE?
"...el Estado no es el único aval en el CAE. Son las instituciones de educación superior las que más riesgos enfrentan. La universidad asume en el primer año un 90% de la deuda de quienes no continúan sus estudios...".
Finalmente, luego de meses de cambios planteados en minutas, proyectos, declaraciones y eslóganes, el Gobierno logró que en la Cámara de Diputados se aprobara la idea de legislar sobre el proyecto de reforma a la educación superior, presentado como una indicación sustitutiva de un proyecto anterior, que no gustaba casi a nadie. Para complacer a los parlamentarios que no estaban a favor, porque pedían obstinadamente que se eliminara, debió incorporar a última hora un compromiso para terminar el Crédito con Aval del Estado (CAE).
Se plantearía otro mecanismo que eliminaría la presencia de los bancos en el proceso y rebajaría el pago del financiamiento por este concepto.
Como este anuncio es una respuesta a los planteamientos en contra de este crédito que han hecho algunos parlamentarios y dirigentes estudiantiles, es necesario precisar los alcances de estos cambios, especialmente porque eliminarlo efectivamente tendría un serio impacto en las familias que se encuentran entre los deciles 6 y 9, que forman parte de quienes se consideran del segmento clase media y que tienen ingresos desde $700 mil al mes.
Ya existe bastante análisis respecto de que la gratuidad hacia grupos de mayor ingreso es muy inequitativa, por lo que resulta indispensable desarrollar un conjunto de vías de financiamiento para que los jóvenes puedan acceder a la educación superior, entre las cuales el apoyo con créditos es fundamental.
No olvidemos que con este mecanismo han podido estudiar cientos de miles de jóvenes que no habrían tenido otra alternativa para financiar una carrera. Existe poco análisis reflexivo sobre el CAE; no se dice que si los mismos recursos utilizados en 2015 en este crédito se hubieran destinado a otorgar becas por igual monto promedio, más de 98 mil estudiantes se habrían quedado sin financiamiento.
Recordemos que a partir de 2012 las características del Crédito con Aval del Estado cambiaron radicalmente: se definió una tasa de 2% y un pago mensual máximo que no puede superar el 10% del ingreso personal, por un máximo de 20 años. Si no se tienen ingresos no se cancela cuota alguna; es decir, no es una mochila impagable.
Cabe mencionar que quienes mantenían sus deudas al día, están hoy cumpliendo su compromiso en mucho mejores condiciones que antes, ya que la cuota se redujo considerablemente. Este ajuste ha sido subsidiado por el Estado, y no debe ser pagado por el beneficiario del crédito. Las nuevas modificaciones serían una noticia muy importante, siempre y cuando signifiquen equiparar las condiciones de este crédito con las del Fondo Solidario, que se otorga a los estudiantes de universidades del CRUCh, que pagan un 5% del ingreso en 15 años; además, que el saldo adeudado no sea considerado como carga financiera, porque hace difícil obtener otros créditos bancarios.
Asimismo, el Estado no es el único aval en el CAE. Son las instituciones de educación superior las que más riesgos enfrentan. La universidad asume en el primer año un 90% de la deuda de quienes no continúan sus estudios; en el segundo año, un 70%, y desde el tercer año hasta que finalizan sus estudios, un 60%. Es decir, la universidad es penalizada por la deserción, y si es temprana, eso es mayor.
Finalmente, si el monto del CAE no financia el arancel total, es un defecto de la fórmula de cálculo del arancel de referencia, que es el mismo problema existente respecto de las transferencias por la gratuidad, con efectos negativos sobre los recursos de las instituciones que han adscrito al mecanismo.
Si se considera relevante seguir abriendo oportunidades a los sectores de bajos ingresos, sin lesionar a los de ingresos medios, el financiamiento subsidiado, con aporte de las familias que lo pueden hacer y con un bajo pago futuro del apoyo entregado a los estudiantes, es lo que podemos y debemos hacer en Chile. Hasta ahora parece no existir un análisis sereno sobre el tema, sobre los antecedentes de hecho, sin repetir consignas que ya no son correctas, poniendo en riesgo el acceso a la educación superior de un importante número de jóvenes.
Hugo Lavados Montes
Rector
Universidad San Sebastián
Se plantearía otro mecanismo que eliminaría la presencia de los bancos en el proceso y rebajaría el pago del financiamiento por este concepto.
Como este anuncio es una respuesta a los planteamientos en contra de este crédito que han hecho algunos parlamentarios y dirigentes estudiantiles, es necesario precisar los alcances de estos cambios, especialmente porque eliminarlo efectivamente tendría un serio impacto en las familias que se encuentran entre los deciles 6 y 9, que forman parte de quienes se consideran del segmento clase media y que tienen ingresos desde $700 mil al mes.
Ya existe bastante análisis respecto de que la gratuidad hacia grupos de mayor ingreso es muy inequitativa, por lo que resulta indispensable desarrollar un conjunto de vías de financiamiento para que los jóvenes puedan acceder a la educación superior, entre las cuales el apoyo con créditos es fundamental.
No olvidemos que con este mecanismo han podido estudiar cientos de miles de jóvenes que no habrían tenido otra alternativa para financiar una carrera. Existe poco análisis reflexivo sobre el CAE; no se dice que si los mismos recursos utilizados en 2015 en este crédito se hubieran destinado a otorgar becas por igual monto promedio, más de 98 mil estudiantes se habrían quedado sin financiamiento.
Recordemos que a partir de 2012 las características del Crédito con Aval del Estado cambiaron radicalmente: se definió una tasa de 2% y un pago mensual máximo que no puede superar el 10% del ingreso personal, por un máximo de 20 años. Si no se tienen ingresos no se cancela cuota alguna; es decir, no es una mochila impagable.
Cabe mencionar que quienes mantenían sus deudas al día, están hoy cumpliendo su compromiso en mucho mejores condiciones que antes, ya que la cuota se redujo considerablemente. Este ajuste ha sido subsidiado por el Estado, y no debe ser pagado por el beneficiario del crédito. Las nuevas modificaciones serían una noticia muy importante, siempre y cuando signifiquen equiparar las condiciones de este crédito con las del Fondo Solidario, que se otorga a los estudiantes de universidades del CRUCh, que pagan un 5% del ingreso en 15 años; además, que el saldo adeudado no sea considerado como carga financiera, porque hace difícil obtener otros créditos bancarios.
Asimismo, el Estado no es el único aval en el CAE. Son las instituciones de educación superior las que más riesgos enfrentan. La universidad asume en el primer año un 90% de la deuda de quienes no continúan sus estudios; en el segundo año, un 70%, y desde el tercer año hasta que finalizan sus estudios, un 60%. Es decir, la universidad es penalizada por la deserción, y si es temprana, eso es mayor.
Finalmente, si el monto del CAE no financia el arancel total, es un defecto de la fórmula de cálculo del arancel de referencia, que es el mismo problema existente respecto de las transferencias por la gratuidad, con efectos negativos sobre los recursos de las instituciones que han adscrito al mecanismo.
Si se considera relevante seguir abriendo oportunidades a los sectores de bajos ingresos, sin lesionar a los de ingresos medios, el financiamiento subsidiado, con aporte de las familias que lo pueden hacer y con un bajo pago futuro del apoyo entregado a los estudiantes, es lo que podemos y debemos hacer en Chile. Hasta ahora parece no existir un análisis sereno sobre el tema, sobre los antecedentes de hecho, sin repetir consignas que ya no son correctas, poniendo en riesgo el acceso a la educación superior de un importante número de jóvenes.
Hugo Lavados Montes
Rector
Universidad San Sebastián
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