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El
30 de ABRIL DE 1945, ADOLF HITLER, ACORRALADO EN BERLÍN POR LAS FUERZAS
SOVIÉTICAS DECIDIÓ PONER TÉRMINO A SU MEGALOMANIACO PROYECTO DE
DOMINACIÓN MUNDIAL, BASADO EN UNA MEZCLA IDEOLÓGICA DE NACIONALISMO,
RACISMO, SOCIALISMO E IMPERIALISMO.
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Luego
de arrasar con decenas de millones de personas y pueblos por toda
Europa, llevó a su nación y seguidores a un virtual suicidio, del cual
se salvó gracias a las consideraciones estratégicas y geopolíticas de
las grandes potencias que lo derrotaron.
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Sin
embargo, el bombardeo final de la ciudad de Berlín adquirió un
carácter apocalíptico, no dejando piedra sobre piedra y exterminando a
gran parte de la población de esa ciudad, como castigo ejemplar por la
colaboración con los peores crímenes de lesa humanidad que se hubiesen
podido concebir.
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La
falta de consistencia lógica del proyecto Hitleriano sólo se podía
sostener en el voluntarismo egocentrista de un gran segmento de una
población orgullosa y soberbia en demasía que despreció las capacidades
dormidas de sus pueblos vecinos, convencidos que con su astucia y
voluntarismo extremo, podrían con sus 90 millones de ciudadanos derrotar
y dominar a los 4.500 millones de habitantes que poblaban el mundo en
esa época.
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Obviamente,
no toda la culpa es del pueblo alemán, pues las grandes potencias
Europeas que habían derrotado a Alemania en la Primera Guerra Mundial
pocos años antes, guiadas por criterios y cálculos estrechos y
mezquinos, generaron las condiciones objetivas para una nueva gran
crisis, la que finalmente se les escapó de las manos al pretender usar a
Alemania para combatir a la URSS.
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Al
respecto, no debe olvidarse que gran parte de las aristocracias
europeas y varios de los grandes industriales estadounidenses (*)
apoyaron el despegue militar de Hitler bajo el supuesto de enfrentar a
los soviéticos que emergían cada vez más poderosos y amenazantes para
las socialdemocracias del continente.
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LEER COMPLETO EN : A 70 AÑOS DEL ÚLTIMO SUSPIRO DE HITLER.
(*)
Entre los personajes europeos más destacados que apoyaron la
prohibida militarización de Alemania según los tratados posteriores a
la Iª Guerra Mundial, destacan los Reyes de Inglaterra y de Suecia de
la época, la mayoría de los aristócratas y antisemitas franceses, del
poderoso empresario estadounidense Henry Ford I, además de muchísimos
otros que debieron pagar un altísimo costo por su audacia e imprudencia.
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De acuerdo a los tratados mencionados, Alemania
no podía armarse sin el consentimiento y supervisión de las grandes
potencias, sin embargo, de la noche a la mañana amaneció armada hasta
los dientes, lo que le permitió invadir Polonia en pocas horas y luego
barrer al poderosísimo ejército francés.
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Obviamente que la hipótesis de
que ello fue hecho a espaldas del control europeo es lógicamente
inaceptable.
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Si se analiza con detención la Historia, veremos que mucho de ella la han escrito los vencedores.
ResponderEliminarNadie en su sano juicio puede justificar a Hitler y el nazismo, pero lo cierto es que en el bando vencedor hubo otro que no le iba a la zaga en crueldad y totalitarismo: el compañero Stalin.
De él poco se habla, pero es el responsable de la muerte de millones y del inicio de la llamada Guerra Fría.
Al lado, otro "adalid" del Proletariado instaló en su país un régimen no menos dictatorial y abusivo, que subsiste hasta hoy, con la complacencia indecente de las grandes potencias democráticas y observantes de los DDHH. Claro está, es conveniente negociar con China y mantener excelentes relaciones comerciales.