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jueves, 9 de abril de 2015

EL DIFÍCIL MANEJO DE LOS PROBLEMAS PSIQUIÁTRICOS EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

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DESDE LAS DEPRESIONES MODERADAS A LOS TRASTORNOS MAYORES, LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA MUESTRA SERIAS DEFICIENCIAS EN EL MANEJO HUMANITARIO  Y  PRAGMÁTICO DEL  PERSONAL QUE  SUFRE  ESTAS  ENFERMEDADES.
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Por una parte, la complejidad y diversidad de estos trastornos  o la dificultad de los tratamientos, y por otra la casi imposibilidad de discriminar a los potenciales candidatos al sector público mediante concursos selectivos y exámenes filtros, tal como lo hacen las empresas privadas, contribuyen a que en la Administración Pública se acumulen progresivamente numerosos casos de personas más o menos gravemente enfermas que dañan el funcionamiento de toda la institución a la que pertenecen sin que casi nadie haga nada serio y eficaz  para resolver el problema de fondo.
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Obviamente, la UTEM, como toda institución pública padece en forma más o menos intensa este problema, agravado por las profundas y variadas relaciones interpersonales creadas en su interior.
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En muchas instituciones públicas se resuelve el problema con la creación de "las hueseras" que se instalan en algunas oficinas alejadas del quehacer oficial y la creación de cargos supletorios que reemplazan a los marginados y destinados a esos lugares, donde su única función es marcar rigurosamente la tarjeta horaria y no crearle problemas a otros. O bien, cuando esos funcionarios no tiene cupo en esas dependencias, recurren generosamente a extensas licencias médicas con cargo al FONASA que no cuestiona la extensión de estos permisos y las instituciones no se quejan del incumplimiento de funciones gracias a la sobredotación de personal.
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Lamentablemente, en algunas de estas instituciones públicas la disponibilidad de recursos económicos para algunas funciones cruciales de alto costo relativo es relativamente escasa, generándose un grave problema de gestión de los RRHH y de gran impacto en la imagen institucional, tanto interna como externa; y al mismo tiempo, conflictos severos en las diversas relaciones interpersonales entre quienes por razones humanitarias o de otro carácter desean proteger al afectado y aquellos que por razones de eficiencia y sanidad institucional optan con sentido práctico por sacrificar al enfermo y sacarlo del sistema, del mismo modo  al empleado en las empresas privadas.
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Sin duda que manejar las diversas sicopatías es un problema muy difícil  y su solución  depende de cada caso concreto, donde debe buscarse un adecuado equilibrio entre las razones humanitarias y los requerimientos de la institución, ajustando en la medida posible las reglas de operación.
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Evidentemente, en el caso de los comportamientos sociopáticos (*), propiamente tales o derivados de otros trastornos, es muy poco lo que se puede hacer pues los daños que éstos  generan   a la comunidad laboral y a la institución suelen ser muy graves, pero en casos de  psicósis o trastornos del ánimo o de la conducta surgidos durante el ejercicio de la profesión es necesario buscarles actividades acordes a las circunstancias durante el tratamiento ambulatorio.
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(*) En términos generales, las sociopatías son características de los delincuentes, tanto los llamados  "de cuello y corbata", vgr. estafadores, usureros, déspotas y falsificadores, como de los delincuentes comunes que usan métodos más o menos violentos en contra de la personas o la propiedad, vgr. cleptómanos, violadores, exhibicionistas, acosadores, etc.
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13 comentarios:

  1. Este blog es un claro ejemplo es una catarsis, a todos los que estamos expuestos a un abuso de poder absoluto, por parte de LPF y secuases. Especialmente el jefe de RRHH.
    Ayala: Ahora nos damos cuenta que preferiamos un diablo conocido, que uno por conocer. Nunca pensé que te extrañariamos.

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    1. No se desesperen, el Sr. Ayala se está acercando cada vez más a RRHH...Si van al tercer patio, lo verán paseándose como Pedro por su casa.
      Sr. Urbano, yo que usted me cuidaría

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  2. El aumento de este tipo de enfermedades, es producto de la forma como Urbanis, Cerditis, Albertito, el super arquitecto, el Contralor y por supuesto LPF, se refieren y maltratan a su gente. Se creen Dioses, pero las pagarán.

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  3. Son unos rotos al tratar a su personal, descalifican, gritonean, amenazan.
    LPF es el fiel reflejo de la cultura del terror.

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  4. Existe una desilusión abismante del desempeño del Rector.
    Descalifica y ridiculiza a sus "incondicionales" colaboradores.
    Siempre culpa al resto de sus errores.
    Eso agota y enferma.
    Si hicieramos una encuesta de satisfacción LPF, sería evaluado peor que la Presidenta.
    Caval sería la VTT y Penta la Vraf

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  5. LPF transformó a la UTEM en una locura

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  6. En casi todas o en todas las facultades hay personajes muy antiguos que se han desajustado o siguen gravemente desajustados, pero la autoridad hace como si no los viera y se hace la desentendida dejando a los decanos y directores de departamento lidiar con los problemas sin que ellos tengan los recursos para resolverlos.

    También en algunas facultades quedan algunos "sociopatas" sumergidos tratando de pasar desapercibidos y esperando la oportunidad de volver a salir a flote.

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  7. La Fae tiene uno de los problemas más agudos sin resolver y el rector se hace el desentendido, parace que quiere embarrarse al decano.

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  8. En este mundo hay muchos tipos de "locuras", es decir, personas que actúan espontánea o persistentemente en una dirección sin tener una buena razón para ello. Lo que indudablemente no quiere decir que carezca totalmente de razones, sólo que éstas no resisten un buen análisis sistémico global.

    Por ello, un individuo que movido por la codicia, dedica toda su vida a juntar dinero pasando a llevar los principales valores que permiten ordenar y construir la vida en sociedad, probablemente está sufriendo algún tipo de "locura".

    Valga lo mismo de otros que hacen de sus vidas un verdadero disparate, no por ambición o codicia, sino por vanidad, orgullo o soberbia, y que a cada paso van destruyendo con una mano lo que construyen con la otra.

    Cuántos casos como estos vemos en la vida diaria y en las tristes noticias que día a día nos entregan los noticieros.

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  9. Estamos muy mal, porque nos dirige una persona que cumple con todas las anteriores; y algunas otras cualidades más.

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  10. Embarrar a Kike. Dificil. Este Decano sabe cuando se mueve una hoja.

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  11. LA SITUACION DE LOCURA EN NUESTRA PROPIA CASA. CON LA U. ARCIS DE TELON DE FONDO.
    Anónimo10 de abril de 2015, 13:19

    En la UTEM el tema Psiquiátrico es muy triste,preocupante y peligroso en los tres estamentos y en los tres campus, pero a nivel rectoria es donde se concentra el mayor clima psicótico, con personajes que ya no pueden trabajar con sus pares y deambulan por los pasillos de la casa central , aunque hay casos de profesores que por más de una década viven al amparo del rector de turno sin actividad académica excepto al comienzo del semestre y luego licencias y profesores que deben cubrirlos.
    No podemos herir más a estos colegas en su calvario, pero la forma de arreglo sin darles tratamiento y obteniendo su voto digitado por rectoria,le hace mucho daño a la institución y a sus propias familias.
    Distinto es el caso de "la falacia judicial" que los casos Penta, SQM, CAVAL, ARCIS...trajeron a la luz pública cuando se acusó de locos a quienes hicieron las primeras denuncias y todos fueron cesados de sus cargos y groseramente judicializados sin debido proceso. Ahora son heroes sin reconocimiento, pero en democracia esto solo se puede arreglar cuando nos permiten votar en una elección.
    En la UTEM recordemos que pronto habrá elección en la AFAUTEM. Basta de locuras. Sepamos elegir a nuestros dirigentes gremiales.

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    Respuestas
    1. En muchas guerras el haber triunfado en grandes batallas produce como efecto final perder la guerra.

      Bien lo saben los ajedrecistas que pueden perder la Reina, pero al final se comen al REY contrario.

      Ese es el costo de las batallas mal definidas y que al final pasan la cuenta.

      En nuestro caso, comprar muy caro algunos votos que no producen nada durante los cuatro años siguientes.

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