.
NO RESULTA FÁCIL HACER PRONÓSTICOS EN ESTOS TIEMPOS DE TANTA INCERTIDUMBRE SIN HACER EXPLÍCITOS LOS MÚLTIPLES SUPUESTOS BÁSICOS.
.
Por una parte, los grandes focos de marginalidad ilustrada que se han acumulado por más de 50 años en nuestro país como consecuencia de acelerados procesos de desarrollo económico y socio-culturales inarmónicos, más temprano que tarde deberían estallar. ( En verdad, más llama la atención lo mucho que se demoró en producirse el estallido que la moderada violencia que ha asumido hasta este momento y que no ha pasado más allá de la destrucción de cierto mobiliario urbano y daños al transporte y centros de distribución de bienes de consumo).
.
Cierto es que el impacto derivado en la economía del país ha sido considerable, ralentizándola en cifras importantes.
.
Pero, dialécticamente, ha generado importantes reacciones políticas que apuntan a aíslar a los violentistas y a conceder espacios importantes a los reclamantes más pacíficos, lo que permite suponer que Chile saldrá fortalecido al cabo de estos episodios en la medida que el gobierno alcance acuerdos con los sectores descontentos más moderados.
.
Sin embargo, para que haya algún progreso sólido no bastará con acuerdos de redistribución de cuotas de riqueza nacional, sino que será necesario incrementar la productividad nacional, tanto del capital como la del sector laboral incrementando la eficiencia en todo orden de cosas y restringiendo con más fuerza los múltiples focos de corrupción enquistados en casi todos los poros de nuestra economía y aparatos estatales.
.
Obviamente, es una tarea nada de fácil de lograr en corto plazo, pero que en caso de no realizarse, el próximo estallido alcanzará niveles mucho mayores de violencia y destrucción.
NO RESULTA FÁCIL HACER PRONÓSTICOS EN ESTOS TIEMPOS DE TANTA INCERTIDUMBRE SIN HACER EXPLÍCITOS LOS MÚLTIPLES SUPUESTOS BÁSICOS.
.
Por una parte, los grandes focos de marginalidad ilustrada que se han acumulado por más de 50 años en nuestro país como consecuencia de acelerados procesos de desarrollo económico y socio-culturales inarmónicos, más temprano que tarde deberían estallar. ( En verdad, más llama la atención lo mucho que se demoró en producirse el estallido que la moderada violencia que ha asumido hasta este momento y que no ha pasado más allá de la destrucción de cierto mobiliario urbano y daños al transporte y centros de distribución de bienes de consumo).
.
Cierto es que el impacto derivado en la economía del país ha sido considerable, ralentizándola en cifras importantes.
.
Pero, dialécticamente, ha generado importantes reacciones políticas que apuntan a aíslar a los violentistas y a conceder espacios importantes a los reclamantes más pacíficos, lo que permite suponer que Chile saldrá fortalecido al cabo de estos episodios en la medida que el gobierno alcance acuerdos con los sectores descontentos más moderados.
.
Sin embargo, para que haya algún progreso sólido no bastará con acuerdos de redistribución de cuotas de riqueza nacional, sino que será necesario incrementar la productividad nacional, tanto del capital como la del sector laboral incrementando la eficiencia en todo orden de cosas y restringiendo con más fuerza los múltiples focos de corrupción enquistados en casi todos los poros de nuestra economía y aparatos estatales.
.
Obviamente, es una tarea nada de fácil de lograr en corto plazo, pero que en caso de no realizarse, el próximo estallido alcanzará niveles mucho mayores de violencia y destrucción.