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LEER COMPLETO EN : EL MERCURIO.COM/ REPORTAJES D-4/AGOSÍN/
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-Usted anticipa años difíciles en lo económico. ¿Ya lo están sintiendo académicamente?
-Todavía no, porque el ex rector Víctor Pérez dejó la universidad con superávit. Hay otros problemas, como emigración de alumnos, de profesores, aún no muy masiva, por otros motivos que tienen que ver con paros, tomas.
-¿Cómo ha enfrentado usted los paros?
-Mi política ha sido siempre clara y la repito en forma majadera: el que quiere ir a paro que vaya; yo no paro y mis profesores no pueden parar, porque son funcionarios públicos. Obviamente que a los estudiantes no les gusta, pero tienen que aceptar lo que dice la autoridad. No estoy dispuesto a tolerar que un grupo de alumnos grande o chico impida que un estudiante tenga clases si quiere. Es mi obligación.
-Esa visión no es compartida en toda la universidad, pese a los costos que usted señala. ¿Por qué?
-No hemos sido proactivos en lo que significa ser miembro de una comunidad donde cada persona tiene pleno derecho a expresar su opinión, pero no a imponérsela a otros. Eso no es universitario. Las tomas son operaciones paramilitares, miembros de la comunidad no pueden entrar a sus oficinas. Aquí no pasa, pero sí en otras facultades. Lo vimos en Arquitectura hace un mes cuando hubo una toma violenta por la ley de universidades estatales: rayado de muros, destrozos. Desafortunadamente, se tolera, pasa impune.
-El propio rector Vivaldi y varios decanos marcharon a La Moneda para reclamar por esa ley.
-Una marcha es distinta a una toma. Yo no marché, pero él tiene derecho si cree que debe hacerlo.
-¿Compartió su decisión? Lo acompañaron el senado universitario y varios decanos.
-No lo acompañé. No estoy de acuerdo con esa movilización: la indignación no es buena consejera para proponer cambios; los cambios se proponen con diálogo, a puertas cerradas.
-¿No representa el rector lo que precisamente quieren la mayoría de los académicos?
-Prefiero no pronunciarme, es mi jefe. Habría hecho las cosas distintas. El rector de la U. de Chile es una persona muy poderosa y utilizaría ese poder para conseguir planes concretos de mejora. No se ha hecho bien.
"A pesar de que las relaciones entre el Presidente Piñera y el rector Pérez no fueron óptimas, el rector consiguió un acuerdo muy importante: aumentar los fondos basales 5% real por 10 años; después, el gobierno de la Presidenta Bachelet lo desconoció".
-La relación con el gobierno de Piñera fue tensa.
-Pero la de ahora no es menos tensa.
-Vivaldi fue elegido con un apoyo importante en 2014. ¿Sigue contando hoy con ese respaldo?
-Lo vamos a ver dentro de muy poco. Si tiene apoyo amplio, será reelecto en forma amplia en mayo.
-¿Es algo que a usted le gustaría, ser rector?
-No me pronuncio. Voy a tener 75 años, tengo que pensar un poco en mí mismo.
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"¡Firmo 10 mil documentos al año! ¿Cree alguien que puedo leerlos? No podría, aunque me dedicara exclusivamente a eso". Carpetas copan estantes y el escritorio del decano de la FEN -a la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile se la conoce por sus siglas-, y dan prueba del aparataje legal que significa conducirla.
Manuel Agosin cuenta con la ayuda de un equipo jurídico, una directora económica, un vicedecano. Aun así, siente que la "minucia legal" consume energía y tiempo valiosos, claves en una facultad abundante en egresados célebres, que mañana aparecerá liderando en Chile el prestigiado ranking de América Economía. "Nos ha ido bien", dice -sin falsa modestia- del proceso de modernización que comenzaron sus antecesores, posta que él tomó hace casi 8 años.
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En pocos meses se la pasará al próximo. Ahora será en un escenario distinto, anticipa el economista doctorado en Columbia, entre una larga lista de estudios y pergaminos que incluyen cargos en el BID y consultorías en la ONU. Por primera vez en años -desde que el ex rector Riveros, también ex decano de la FEN, saneara sus finanzas-, la U. de Chile y, por lo tanto, también esta facultad, terminarán en rojo. Con déficit económico.
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En un análisis solo preliminar, los dardos apuntan en una dirección: la gratuidad, que hoy alcanza al 50% de sus alumnos más vulnerables.
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"Financieramente nos ha ido mal con ella. Aparentemente hay más alumnos en gratuidad de lo esperado; el Estado transfiere el arancel regulado, que es una proporción del total, y en nuestro caso, entre dos tercios y la mitad del que cobramos".
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-¿Se equivocaron las proyecciones oficiales? ¿Por qué finalmente había más alumnos con derecho a gratuidad?
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-Una excelente pregunta; no tenemos un análisis acabado. Escuché del ex vicerrector económico Enrique Manzur que acaba de renunciar, que se debe al crecimiento no anticipado de los estudiantes en gratuidad. Es un golpe fuerte. El Estado no ha dimensionado los efectos que puede tener sobre la calidad. Si uno no tiene las finanzas ordenadas, la vida académica se resiente.
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-¿Es partidario de extenderla al 60%, como quiere el Gobierno?
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-No soy partidario de ir más allá del 60%; hay alternativas más sensatas, pero es una decisión tomada; debo atenerme a lo que anunció la Presidenta. Ningún candidato podrá reducirlo; sería políticamente muy costoso. Imagino una familia que está en el sexto decil, que se le va todo su ingreso, y más si manda a dos jóvenes a la universidad.
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-Sebastián Piñera dice que la dejaría en 50% y dará becas y créditos blandos administrados por agencias estatales al otro 50%. ¿Lo ve políticamente inviable?
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-Sabemos que hay otras formas de enfrentar el tema, pero el 60% es inamovible. Piñera no lo va a poder cambiar.
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"Al leer los proyectos, veo apresuramiento, poca reflexión"
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-¿Comparte la línea seguida en la reforma a la educación superior? El rector Vivaldi es el principal crítico al proyecto de universidades estatales. ¿Coincide con él?
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-El proyecto adolece de muchos defectos, pero lo que tenemos ahora también tiene muchos defectos; hay que reformar la gobernanza de las universidades estatales.
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Al leer los proyectos, veo apresuramiento, poca reflexión. No tenemos por qué inventar la rueda; las mejores universidades del mundo se rigen de cierta manera, y no de otra. Chile es un país pequeño, y hay que tomar en cuenta nuestras realidades, pero veo ideas tomadas de otras partes en forma muy desordenada y no muy apropiada.
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-¿Como cuáles?
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-¿Qué significa ser universidad pública? ¿Quién es el dueño?
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Uno podría decir: "No quiero que sea el gobierno de turno", sino el Estado, la nación.
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El rector o yo, decano, ¿somos representantes de la nación? A veces sí y muchas veces no.
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Con todo el talento que hay en esta universidad, podríamos estar muchísimo mejor si nos dedicáramos a nuestra tarea, no a gobernarla. Hoy no le rendimos cuentas a nadie y no podemos sorprendernos de que el Estado nos dé muy poca atención. Tiene que haber un consejo al que el rector rinda cuentas.
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-¿No es razonable la defensa que el rector hace de la autonomía universitaria frente al peso del Gobierno en la designación de ese consejo?
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-Es el problema básico del proyecto: que el gobierno de turno iba a tener gran influencia, casi poder completo, sobre el gobierno universitario. Eso no significa no tener un muy buen consejo; la autonomía no puede entenderse como que la universidad hace lo que quiere. Hay que rayar mejor la cancha, que los consejeros tengan periodos traslapados que no coincidan con la elección presidencial, que sean ratificados por el Senado, como los consejeros del Banco Central.
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"Esto lo hizo algún joven con poca experiencia"
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-¿Qué piensa de las indicaciones que introdujo el Gobierno? ¿Mejoró el proyecto?
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-Desgraciadamente, empeoran el proyecto con una especie de corporativismo inadecuado. El consejo universitario, que debe ser académico-consultivo, aparentemente tendría un rol administrativo y de gestión. La universidad la gestiona un rector y rinde cuentas a su consejo; dos gestiones conducen al fracaso.
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"Esto lo hizo algún joven con poca experiencia, y el resultado es malísimo. Hay cosas que no están, como la elección del rector, de los decanos; tampoco la participación de los ex alumnos, que es fundamental. Haría un alto en el camino para reestudiar el proyecto con visión larga y generosa.
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Esto es muy serio, estamos hablando de una universidad que tiene potencial para estar entre las 100 mejores del mundo, pero no vamos a dar el salto si continuamente estamos en disputas internas. La política interfiere demasiado".
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"Tampoco me gusta que en las indicaciones ahora se sumen no solo dos profesores, también un estudiante y un funcionario al consejo superior. Ni los profesores ni los funcionarios ni los estudiantes deben estar gobernando la universidad".
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-El movimiento estudiantil y sus diputados creen que sí. ¿No es conveniente ir hacia mayores niveles de participación de los estudiantes, del Senado universitario?
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-Por supuesto, pero la idea de la triestamentalidad en el gobierno universitario murió acá (en la U. de Chile). El Senado universitario no funciona bien, la gente que vota es minúscula, los estudiantes que votan son poquísimos.
Empezó bien porque había profesores muy distinguidos, pero poco a poco ha entrado en un conflicto con la administración de la universidad y adquirido roles administrativos más que consultivos y académicos. Es muy preocupante, porque entorpece la acción de la universidad.
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-¿Se ha politizado?
-Es una buena caracterización.
"Estoy ahora entre los 'enemigos del pueblo'..."
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-Usted compartió el programa de este gobierno. ¿Por qué es hoy tan crítico de la gratuidad, su principal promesa?
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-Me gustaría que jóvenes de todos los ámbitos económicos llegaran acá, ¿pero es la gratuidad la mejor forma, o mejorar la educación preescolar y escolar?
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Yo soy una persona de centroizquierda; como concertacionista, estoy ahora entre los "enemigos del pueblo"... Fui militante socialista cuando el PS era más sensato.
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-¿Refichó?
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-No, hace tiempo que no estaba activo, por mi cargo. Hay muchas cosas rescatables del programa de gobierno; me quedo con lo que dijo la Presidenta cuando aterrizó de Nueva York:
"No quiero que el Estado le pague la educación a mi hija"; yo tampoco, porque puedo financiarlo. Mi educación la pagó el Estado: un despropósito, porque mi padre pertenecía al 3% más rico de Chile.
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-A poco de llegar, la Presidenta cambió de idea, y dijo gratuidad para todos.
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-Y ahí comencé a desilusionarme. La inclusión es muy importante, pero hay que hacerla en forma inteligente.
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-¿Tiene candidato? Hace un tiempo el economista Sebastián Edwards lo nombró entre quienes podían "cruzar la vereda" desde la centroizquierda...
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Se ríe mientras escucha la pregunta. Y dice de Edwards:
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"Somos muy amigos, es un muy buen economista, muy brillante. Adherí a la campaña de la senadora Goic, me parece honesta, proba y es la que más me convence. Ahora, pienso que el Presidente Piñera es un hombre muy capaz, no hay duda".
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Manuel Agosin cuenta con la ayuda de un equipo jurídico, una directora económica, un vicedecano. Aun así, siente que la "minucia legal" consume energía y tiempo valiosos, claves en una facultad abundante en egresados célebres, que mañana aparecerá liderando en Chile el prestigiado ranking de América Economía. "Nos ha ido bien", dice -sin falsa modestia- del proceso de modernización que comenzaron sus antecesores, posta que él tomó hace casi 8 años.
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En pocos meses se la pasará al próximo. Ahora será en un escenario distinto, anticipa el economista doctorado en Columbia, entre una larga lista de estudios y pergaminos que incluyen cargos en el BID y consultorías en la ONU. Por primera vez en años -desde que el ex rector Riveros, también ex decano de la FEN, saneara sus finanzas-, la U. de Chile y, por lo tanto, también esta facultad, terminarán en rojo. Con déficit económico.
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En un análisis solo preliminar, los dardos apuntan en una dirección: la gratuidad, que hoy alcanza al 50% de sus alumnos más vulnerables.
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"Financieramente nos ha ido mal con ella. Aparentemente hay más alumnos en gratuidad de lo esperado; el Estado transfiere el arancel regulado, que es una proporción del total, y en nuestro caso, entre dos tercios y la mitad del que cobramos".
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-¿Se equivocaron las proyecciones oficiales? ¿Por qué finalmente había más alumnos con derecho a gratuidad?
.
-Una excelente pregunta; no tenemos un análisis acabado. Escuché del ex vicerrector económico Enrique Manzur que acaba de renunciar, que se debe al crecimiento no anticipado de los estudiantes en gratuidad. Es un golpe fuerte. El Estado no ha dimensionado los efectos que puede tener sobre la calidad. Si uno no tiene las finanzas ordenadas, la vida académica se resiente.
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-¿Es partidario de extenderla al 60%, como quiere el Gobierno?
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-No soy partidario de ir más allá del 60%; hay alternativas más sensatas, pero es una decisión tomada; debo atenerme a lo que anunció la Presidenta. Ningún candidato podrá reducirlo; sería políticamente muy costoso. Imagino una familia que está en el sexto decil, que se le va todo su ingreso, y más si manda a dos jóvenes a la universidad.
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-Sebastián Piñera dice que la dejaría en 50% y dará becas y créditos blandos administrados por agencias estatales al otro 50%. ¿Lo ve políticamente inviable?
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-Sabemos que hay otras formas de enfrentar el tema, pero el 60% es inamovible. Piñera no lo va a poder cambiar.
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"Al leer los proyectos, veo apresuramiento, poca reflexión"
.
-¿Comparte la línea seguida en la reforma a la educación superior? El rector Vivaldi es el principal crítico al proyecto de universidades estatales. ¿Coincide con él?
.
-El proyecto adolece de muchos defectos, pero lo que tenemos ahora también tiene muchos defectos; hay que reformar la gobernanza de las universidades estatales.
.
Al leer los proyectos, veo apresuramiento, poca reflexión. No tenemos por qué inventar la rueda; las mejores universidades del mundo se rigen de cierta manera, y no de otra. Chile es un país pequeño, y hay que tomar en cuenta nuestras realidades, pero veo ideas tomadas de otras partes en forma muy desordenada y no muy apropiada.
.
-¿Como cuáles?
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-¿Qué significa ser universidad pública? ¿Quién es el dueño?
.
Uno podría decir: "No quiero que sea el gobierno de turno", sino el Estado, la nación.
.
El rector o yo, decano, ¿somos representantes de la nación? A veces sí y muchas veces no.
.
Con todo el talento que hay en esta universidad, podríamos estar muchísimo mejor si nos dedicáramos a nuestra tarea, no a gobernarla. Hoy no le rendimos cuentas a nadie y no podemos sorprendernos de que el Estado nos dé muy poca atención. Tiene que haber un consejo al que el rector rinda cuentas.
.
-¿No es razonable la defensa que el rector hace de la autonomía universitaria frente al peso del Gobierno en la designación de ese consejo?
.
-Es el problema básico del proyecto: que el gobierno de turno iba a tener gran influencia, casi poder completo, sobre el gobierno universitario. Eso no significa no tener un muy buen consejo; la autonomía no puede entenderse como que la universidad hace lo que quiere. Hay que rayar mejor la cancha, que los consejeros tengan periodos traslapados que no coincidan con la elección presidencial, que sean ratificados por el Senado, como los consejeros del Banco Central.
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"Esto lo hizo algún joven con poca experiencia"
.
-¿Qué piensa de las indicaciones que introdujo el Gobierno? ¿Mejoró el proyecto?
.
-Desgraciadamente, empeoran el proyecto con una especie de corporativismo inadecuado. El consejo universitario, que debe ser académico-consultivo, aparentemente tendría un rol administrativo y de gestión. La universidad la gestiona un rector y rinde cuentas a su consejo; dos gestiones conducen al fracaso.
.
"Esto lo hizo algún joven con poca experiencia, y el resultado es malísimo. Hay cosas que no están, como la elección del rector, de los decanos; tampoco la participación de los ex alumnos, que es fundamental. Haría un alto en el camino para reestudiar el proyecto con visión larga y generosa.
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Esto es muy serio, estamos hablando de una universidad que tiene potencial para estar entre las 100 mejores del mundo, pero no vamos a dar el salto si continuamente estamos en disputas internas. La política interfiere demasiado".
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"Tampoco me gusta que en las indicaciones ahora se sumen no solo dos profesores, también un estudiante y un funcionario al consejo superior. Ni los profesores ni los funcionarios ni los estudiantes deben estar gobernando la universidad".
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-El movimiento estudiantil y sus diputados creen que sí. ¿No es conveniente ir hacia mayores niveles de participación de los estudiantes, del Senado universitario?
.
-Por supuesto, pero la idea de la triestamentalidad en el gobierno universitario murió acá (en la U. de Chile). El Senado universitario no funciona bien, la gente que vota es minúscula, los estudiantes que votan son poquísimos.
Empezó bien porque había profesores muy distinguidos, pero poco a poco ha entrado en un conflicto con la administración de la universidad y adquirido roles administrativos más que consultivos y académicos. Es muy preocupante, porque entorpece la acción de la universidad.
.
-¿Se ha politizado?
-Es una buena caracterización.
"Estoy ahora entre los 'enemigos del pueblo'..."
.
-Usted compartió el programa de este gobierno. ¿Por qué es hoy tan crítico de la gratuidad, su principal promesa?
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-Me gustaría que jóvenes de todos los ámbitos económicos llegaran acá, ¿pero es la gratuidad la mejor forma, o mejorar la educación preescolar y escolar?
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Yo soy una persona de centroizquierda; como concertacionista, estoy ahora entre los "enemigos del pueblo"... Fui militante socialista cuando el PS era más sensato.
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-¿Refichó?
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-No, hace tiempo que no estaba activo, por mi cargo. Hay muchas cosas rescatables del programa de gobierno; me quedo con lo que dijo la Presidenta cuando aterrizó de Nueva York:
"No quiero que el Estado le pague la educación a mi hija"; yo tampoco, porque puedo financiarlo. Mi educación la pagó el Estado: un despropósito, porque mi padre pertenecía al 3% más rico de Chile.
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-A poco de llegar, la Presidenta cambió de idea, y dijo gratuidad para todos.
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-Y ahí comencé a desilusionarme. La inclusión es muy importante, pero hay que hacerla en forma inteligente.
.
-¿Tiene candidato? Hace un tiempo el economista Sebastián Edwards lo nombró entre quienes podían "cruzar la vereda" desde la centroizquierda...
.
Se ríe mientras escucha la pregunta. Y dice de Edwards:
.
"Somos muy amigos, es un muy buen economista, muy brillante. Adherí a la campaña de la senadora Goic, me parece honesta, proba y es la que más me convence. Ahora, pienso que el Presidente Piñera es un hombre muy capaz, no hay duda".
.
"No acompañé a Vivaldi... La indignación no es buena consejera para proponer cambios"
-Usted anticipa años difíciles en lo económico. ¿Ya lo están sintiendo académicamente?
-Todavía no, porque el ex rector Víctor Pérez dejó la universidad con superávit. Hay otros problemas, como emigración de alumnos, de profesores, aún no muy masiva, por otros motivos que tienen que ver con paros, tomas.
-¿Cómo ha enfrentado usted los paros?
-Mi política ha sido siempre clara y la repito en forma majadera: el que quiere ir a paro que vaya; yo no paro y mis profesores no pueden parar, porque son funcionarios públicos. Obviamente que a los estudiantes no les gusta, pero tienen que aceptar lo que dice la autoridad. No estoy dispuesto a tolerar que un grupo de alumnos grande o chico impida que un estudiante tenga clases si quiere. Es mi obligación.
-Esa visión no es compartida en toda la universidad, pese a los costos que usted señala. ¿Por qué?
-No hemos sido proactivos en lo que significa ser miembro de una comunidad donde cada persona tiene pleno derecho a expresar su opinión, pero no a imponérsela a otros. Eso no es universitario. Las tomas son operaciones paramilitares, miembros de la comunidad no pueden entrar a sus oficinas. Aquí no pasa, pero sí en otras facultades. Lo vimos en Arquitectura hace un mes cuando hubo una toma violenta por la ley de universidades estatales: rayado de muros, destrozos. Desafortunadamente, se tolera, pasa impune.
-El propio rector Vivaldi y varios decanos marcharon a La Moneda para reclamar por esa ley.
-Una marcha es distinta a una toma. Yo no marché, pero él tiene derecho si cree que debe hacerlo.
-¿Compartió su decisión? Lo acompañaron el senado universitario y varios decanos.
-No lo acompañé. No estoy de acuerdo con esa movilización: la indignación no es buena consejera para proponer cambios; los cambios se proponen con diálogo, a puertas cerradas.
-¿No representa el rector lo que precisamente quieren la mayoría de los académicos?
-Prefiero no pronunciarme, es mi jefe. Habría hecho las cosas distintas. El rector de la U. de Chile es una persona muy poderosa y utilizaría ese poder para conseguir planes concretos de mejora. No se ha hecho bien.
"A pesar de que las relaciones entre el Presidente Piñera y el rector Pérez no fueron óptimas, el rector consiguió un acuerdo muy importante: aumentar los fondos basales 5% real por 10 años; después, el gobierno de la Presidenta Bachelet lo desconoció".
-La relación con el gobierno de Piñera fue tensa.
-Pero la de ahora no es menos tensa.
-Vivaldi fue elegido con un apoyo importante en 2014. ¿Sigue contando hoy con ese respaldo?
-Lo vamos a ver dentro de muy poco. Si tiene apoyo amplio, será reelecto en forma amplia en mayo.
-¿Es algo que a usted le gustaría, ser rector?
-No me pronuncio. Voy a tener 75 años, tengo que pensar un poco en mí mismo.
Para lectura obligatoria en la UTEM de las subrogancias eternas.
ResponderEliminarComo dice Agosin
"Tiene que haber un consejo al que el rector rinda cuentas".
El rector sufre de TVP imposible ubicarlo y nuestro CS inerte.
Tiene razón Sr. Comentarista de las 22;16, pero no olvidar que ese señor habla bien pero practica poco su discurso.
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