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De : La Segunda.com
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Como contraste, el bloque destaca que alrededor de un tercio de sus países miembros ofrece matrículas gratuitas en las universidades públicas para estudiar licenciaturas. No es todo. También detectó que la brecha de género en los ingresos es significativa, especialmente entre hombres y mujeres con estudios superiores.
Chile es el único país de la OCDE en el que las matrículas de las universidades públicas son más caras que las de los centros privados, se indica en un informe anual sobre educación publicado hoy por el organismo.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el valor medio de una matrícula en una universidad pública alcanza los 7.654 dólares, mientras que en las universidades privadas es de 7.156 dólares al año.
El precio de las matrículas de los centros universitarios públicos chilenos sólo es superado por las universidades públicas de Estados Unidos, donde alcanza 8.202 dólares de promedio.
Como contraste, la OCDE destaca que alrededor de un tercio de los países del bloque ofrece matrículas gratuitas en las universidades públicas para estudiar licenciaturas.
En el informe se llama la atención sobre el hecho de que Chile tiene grandes diferencias de remuneración entre egresados de la universidad y personas con una titulación inferior.
Los que tienen el equivalente a una licenciatura ganan un 164 % más de lo que perciben los que se quedaron con el último grado de secundaria.
Y los que tienen un doctorado o un máster, casi les cuadruplican el sueldo, en lo que constituye la mayor diferencia observada en todos los países y muy por encima del promedio de la OCDE, que es de un 98%.
La brecha de género en los ingresos es significativa, especialmente entre hombres y mujeres con estudios superiores.
Según cifras de la OCDE, las mujeres de entre 25 y 64 años con estudios superiores tienen sueldos un 35 % más bajos que sus pares hombres que realizan el mismo trabajo.
En términos absolutos, el gasto público en educación sigue siendo bajo en Chile, con 4.401 dólares por estudiante en primaria y secundaria, frente a 9.489 de media en el conocido como el "club de los países desarrollados".
Incluyendo los niveles de educación primaria, secundaria y superior, Chile gastó una media de 5.135 dólares por estudiante, una cifra similar a la de otros países latinoamericanos como Argentina (4.240 dólares), Brasil (5.610 dólares) o México (3.703 dólares).
Sin embargo, en términos relativos, ese gasto se sitúa en el 5,2 % del Producto Interior Bruto (PIB), equivalente al de la media de la OCDE.
Entre 2006 y 2015 la escolarización de los niños de 3 años en preescolar ha crecido más del doble, para llegar al 49 %, pero todavía está lejos del 73 % de media de la organización, señala el documento de la OCDE.
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Algunos rectores les echan la culpa de esta situación al esquema de financiamiento estatal de sus universidades. Sin embargo, aunque puede haber algo de eso, debiera mirarse la burocracia implementada en la mayoría de las universidades estatales.
ResponderEliminarEn particular, la UTEM destaca por el acelerado crecimiento de sus funcionarios no académicos en calidad de asesores con sueldos increíblemente elevados y de cuyas funciones y aportes poco o nada se sabe.
Los gobiernos han intentado poner frenos a estos usos y abusos mediante los fondos concursables que admiten un cierto control de gastos más efectivo. Sin embargo, son tantas y tan variadas las ventanas que tienen las universidades estatales para la adminsitración de sus gastos y tan poco el control de la eficiencia del gasto que los recursos jamás alcanzan a llegar en forma significativa a los estudiantes.
En la UTEM estamos en el colmo de la burocracia con 2 funcionarios por un académico.
ResponderEliminarPero si vemos a 70 académicos en cargos directos es insultante ( 70 de 193 ). Con directores de escuelas sin alumnos o muy pocos y directores de departamentos casi sin profesores.
Para repartir la gran torta del cobre hay varios canales de distribución : uno angosto para los que trabajan, otro más ancho para los operadores políticos que ayudan a mantener y controlar las cuotas de poder de los grupos organizados y un tercer muy ancho para los grandes especuladores económicos político-financieros.
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