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COMENTARIO DE RECTOR CARLOS PEÑA : REPORTAJES EL MERCURIO
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Consensos a la hora del té
"¿Desde cuándo los ministros del Gobierno, como lo acaba de hacer el ministro Alberto Arenas, discuten los asuntos públicos a la hora del té, en el hogar de los asesores de la oposición, lejos del escrutinio público y del Parlamento?..."
Esta semana se alcanzó un acuerdo en la política tributaria. Y de inmediato se comenzó a impulsar otro en materia educacional.
¿Es valioso ese acuerdo?
Hay quienes se alegraron por este acuerdo que, en su opinión, representa lo mejor de la cultura cívica de Chile: la disposición de sus dirigentes a respetar y acoger el punto de vista ajeno. El acuerdo limaría la amenaza de que la mayoría aplaste a la minoría. Otros, en cambio, creen que el acuerdo de esta semana oculta un retroceso: la vuelta a la política del consenso con que las élites manejaron la democracia chilena luego de la dictadura. Ello, se dice, confirió un inaceptable poder de veto a la minoría que acabó, así, en un perpetuo empate, favoreciendo el statu quo heredado de la dictadura.
¿Quién tiene la razón?
A primera vista los primeros, los que piensan que ese acuerdo homenajea la vida cívica.
Pero se equivocan. Quienes piensan que este acuerdo es intrínsecamente valioso, están equivocados.
Para darse cuenta por qué hay que dar un breve rodeo.
Por supuesto, el consenso es muy importante. Sin él, no habría sociedad, sino una simple yuxtaposición de individuos, cada uno persiguiendo lo que le apetece. La sociedad requiere algún núcleo compartido que funde la cooperación y ponga límite al conflicto. Ese núcleo compartido casi nunca se hace explícito sino que subyace a las instituciones. "
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¿ Hay que aplaudir, entonces, el consenso tributario ?
No, en absoluto. Porque ocurre que en las sociedades modernas -como la chilena-, el consenso que merece la pena está solo restringido a los derechos fundamentales. La sociedad chilena -como ocurre con todas las sociedades que se modernizan- tiene un amplio espacio para la diversidad, para el conflicto y para la disidencia, con la única condición de no lesionar el coto vedado de los derechos fundamentales. "
Salvado ese núcleo mínimo (que en el caso de la reforma tributaria no estaba en peligro, como tampoco lo está en la reforma educacional), no hay ninguna razón para buscar el consenso a ultranza, renunciar a la mayoría de la que se dispone y erigir eso en la máxima virtud cívica."
En una democracia la mayoría no tiene ninguna obligación de respetar el contenido de las ideas o puntos de vista de la minoría. Su deber -cosa distinta- es respetar los derechos de las minorías, incluido, desde luego, su derecho a expresar esas ideas e intentar persuadir a los ciudadanos con ellas, pero la mayoría no tiene ningún deber de considerar valioso o digno de ser recogido el contenido de las ideas de las minorías (salvo que ella misma se dé cuenta de que está equivocada y que las ideas de la minoría son mejores)."
Así entonces, no hay razón para aplaudir el acuerdo tributario alcanzado por el ministro Arenas en la casa de Juan Andrés Fontaine, asesor de la minoría y hermano de Bernardo Fontaine, el filántropo cuya generosidad e intensa preocupación por el bien común lo movió a financiar los avisos de prensa contra la reforma. Si el consenso no tiene un valor intrínseco (excepto que se trate de ese consenso del que hablaban Tönnies u Ortega, pero no es el caso), no se observa por qué debiera celebrarse que el ministro Arenas, reunido en la privacidad de la casa de Juan Andrés Fontaine, haya alcanzado ese acuerdo.
¿Desde cuándo los ministros de la Nueva Mayoría discuten los asuntos públicos, a la hora del té, en el hogar de los asesores de la oposición y todos le aplauden? "
Presentar como un logro cívico un acuerdo alcanzado por el ministro, el subsecretario y el asesor de la minoría, en la casa de este último, mientras mascaban galletas, sin el control ni la presencia de las fuerzas políticas, lejos del escrutinio ciudadano, y sin explicar por qué la mayoría renunció a serlo, es simplemente incomprensible".
NOTA EDITOR : Una cosa es que este acuerdo sea incomprensible a la luz de la razón en forma pública y otra es que sea incomprensible a la luz de las "razones de estado", esgrimidas muchas veces en el pasado bajo diversas circunstancias, incluso una muy vergonzosa como fue el caso de los "Pinocheques" en tiempos del gobierno E. Frei R..
Si fuese completamente inexplicable, querría decir que el acuerdo fue un acto totalmente irracional, lo que no correspondería a un grupo de poder que acaba de alcanzar el poder con una "aplastante mayoría electoral", al menos en apariencia.
Pero no sólo la "mayoría" de la Nueva Mayoría es aparente, pues fuera de los discursos unitarios, la verdad es que esa mayoría es casi meramente retórica y que al interior de la NM existen grandes y significativas diferencias que impiden que su sector más revolucionario se pueda imponer sin contrapeso.
Tanto en la DC como en diversos segmentos del PPD , del PC, del PR y del PS funcionan grupos socialdemócratas que ponen frenos a los cambios radicales que impulsan otros más radicales.
Sin embargo, al igual que en la UTEM, y con mayor razón a nivel de gobierno nacional, reconocer que se ha cometido un error, es muy difícil de asumir.
Error que no se refiere necesariamente al contenido de las "Reformas Estructurales" propuestas, sino que también abarca a la oportunidad y correcta medición de la correlación de fuerzas implícitas en el conflicto; las que se llaman eufemísticamente las Fuerzas Sociales en oposición a las Fuerzas Políticas explícitas.
Afortunadamente, la Sra. Presidenta de la República ha reconocido implícitamente su error y ha ordenado tácitamente a sus ministros poner freno oportuno a sus entusiasmos para no repetir la historia del Transantiago en el ámbito Tributario y en el Educacional.
Así también sería bueno que la comunidad UTEM que eligió rector hace casi un año atrás a Don Luis Pinto F., asumiese que cometió un error de muy difícil reparación y cuyas graves consecuencias se ponen cada día más de manifiesto.
Que extraño, parece que el exVRAF está de vacaciones.
ResponderEliminarNo hay escrito nada en su favor en estos días.
Vea este blog del 1 de este mes.
EliminarNo esta de vacaciones, estuve con él y esta al margen de sus comentarios
Esperemos que la venta de la FAE no se acuerde en la casa de LPF o la de algún Vice, comiendo ricas galletitas hechas en casa.
ResponderEliminarLa FAE esta en leasing, se requiere acuerdo del banco.
Eliminar¿ Cuántos acuerdos tomados en la UTEM se habrán realizado en alguna casa de un personaje importante y después ratificado y oficializado en un Consejo usando argumentos simplotes ?
ResponderEliminarSi asi fuera habría que responsabilizar al Consejo
EliminarEn el blog referido al Sr. Peña le sacaron la mascara y lo bajaron en picada..., un pésimo artículo...
ResponderEliminarlos países tienen el gobierno que se perecen
ResponderEliminaren consecuencia la comunidad UTEM tiene el rector que se merecen
Es humillante para los chilenos que los acuerdos del gobierno con los empresarios se tomó en los EEUU en la gira de la Bachelet con a estos hace unos pocos días, quien fue el moderador? Obama? y después el protocolo de acuerdo fue consensuado entre el Ministro, la derecha y los empresarios en la casa de un empresario. Sin comentarios
ResponderEliminarLamentable. Pero nuestra Presidenta no aprendió la lecciòn completa del Transantiago y volvió a confiar en un técnico "genial" la transformación estructural del complejo sistema tributario nacional.
EliminarAfortunadamente aprendió que cuando todos los viejos zorros de la politica la llaman para decirle que sus técnicos están equivocados es mejor retroceder lo más rápido posible sin opinar sobre las materias de fondo.
Mucho mejor que hubiera aprendido la lección completa y se habria evitado este disgusto nacional.
R Kagan: " El retorno de la historia y el fin de los sueños"... clarito..
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