LUIS RIVEROS ANUNCIA POR SEGUNDA VEZ EL FIN DEL DECRETO MASÓNICO : UNA COSTUMBRE ANTIDEMOCRATICA ARRAIGADA

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UNA ACTIVA NUEVA ETAPA en su más que centenaria vida en Chile ha emprendido la Masonería a impulso de su Gran Maestro, Luis Riveros.

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 La Masonería en campaña de abrir ventanas, sacudirse del ocultismo y ser un protagonista político influyente.

DE :EL MERCURIO.COM (D- 16)
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"Fue una de las cosas que comprometí para mi gestión como Gran Maestro", afirma el ex rector de la U. de Chile Luis Riveros. 

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Hace un año se formaron grupos asesores en materia de política pública, en la mira de retomar los tiempos de influencia, antes de los años 60... Y desde hace cuatro funciona, en Valparaíso, la Logia Parlamentaria.
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Abrió ventanas y todos los locales, incluyendo sus templos, museos e instalaciones, pueden ser visitados para que la gente los conozca y sepan que "nada malo o anormal" ocurre allí.
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Y el plato de fondo: el libro "La Masonería piensa a Chile", el trabajo de una veintena de comisiones que estudiaron políticas públicas para hacer análisis y propuestas.
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La Masonería se sacudió del ocultismo.
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La Masonería quiere volver a influir.

Como en los tiempos de los presidentes de la República y grandes personajes que no mantuvieron en secreto su pertenencia: Pedro Aguirre Cerda, Gabriel González Videla... y más recientemente, Raúl Rettig.
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Riveros muestra su trabajo con orgullo.
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"Fue una de las cosas que comprometí para mi gestión como Gran Maestro. Conformar grupos asesores en materia de política pública, dentro del contexto de impulsar una Masonería hacia afuera.
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Ya era suficiente de una Masonería oculta. Que además les daba la razón a todas esas sospechas que insinuaban que hacíamos cosas raras, que éramos gente malévola y que quién sabe qué ocurría dentro de nuestros locales".
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DE PARTIDA LE PIDO A LUIS RIVEROS -ex rector de la Universidad de Chile, académico del Instituto de Chile, doctor en Economía de Berkeley, profesor de Historia y Geografía, licenciado en Filosofía, y un devoto de la corbata de humita- una apertura personal a sus 69 años: ¿por qué es él masón y qué significa?
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"Yo lo soy porque creo en los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad como sello de una sociedad mejor. Y ser masón es formarse en la tolerancia y en llevar a cabo un perfeccionamiento personal para contribuir a mejorar la sociedad".
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A escala mundial, celebraron hace poco sus 300 años de vida. En Londres, donde nacieron. Y en nuestro país, la Gran Logia de Chile nace en 1862 y tiene hoy 13 mil miembros organizados en 238 logias.
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-Trece mil miembros es bastante poco... ¿está la idea de incorporar a más gente? ¿No es como pasado de moda ser masón?
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-Históricamente ha sido el tamaño relativo de la institución, que no anhela aumentar el número de miembros, sino mejorar siempre en calidad.
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Últimamente ha crecido, a pesar de haber hecho más exigentes los procesos de selección. El ideal de una sociedad más solidaria y fraterna no es algo pasado de moda, a pesar de estar en boga el individualismo, la arrogancia, el afán de lucro y un consumismo extremo.
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"LA MASONERÍA PIENSA A CHILE" ES EL REDEBUT de la Gran Logia en el mundo político de la influencia.
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"Es la primera vez que la Masonería hace una presentación en esta forma, pero históricamente ha contribuido al diseño de importantes políticas públicas".
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Destaca Riveros las modificaciones institucionales que plantearon en el siglo XIX, y las transformaciones que impulsaron en el siglo pasado: la Ley de Educación Primaria Obligatoria, la creación de la Corfo, etc.
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-Sobre todo, las nuevas generaciones no saben qué sucedió con la Masonería, que pasó del protagonismo al ocultismo.
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-Ocurrió que desde fines de los 60 hasta los 90 se tensionó en su interior, por la escisión del país. Había distintos sentimientos respecto de la evolución de la sociedad, cosa que se profundizó en el gobierno de Allende.
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Después, durante el gobierno militar, no podía ser una entidad que discutiera políticas públicas... Por eso yo siempre he sostenido que la Masonería tuvo, aproximadamente, un siglo de grandes contribuciones, entre 1862 y la década del 60; una etapa de tensiones internas y posteriormente de silencio, hasta los 90. Y hoy día asume nuevamente el rol de una entidad que influya.
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-¿En qué se sustenta ese secretismo que ha sido tan propio de la Masonería y que la vuelve algo extraño, sospechoso?
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-Yo creo que por las persecuciones. Desde luego las hubo en el gobierno militar. Sabemos que en la Marina se prohibió pertenecer a grupos secretos, con un decreto que impulsó el almirante Merino; a pesar de que la Marina fue una de las entidades de mayor fuerza en la creación de la Masonería.
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Eso fue eliminado.
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-¿"Grupos secretos"? ¿Por qué esa fama?
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-La Masonería ha sido discreta más que secreta, y tiene que ver con lo que ha ocurrido en la historia.
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No olvidemos que Franco hizo fusilar a masones, destruyó las logias, quemó las bibliotecas. En los países socialistas, también se los persiguió. Y están las batallas con la Iglesia Católica; el cardenal Caro escribió "Descorriendo el velo" en 1930, en que hacía imputaciones insólitas contra la Masonería.
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Y eso era un debate en esos años, en que Arturo Alessandri era el Presidente y masón.

El Presidente Pedro Aguirre Cerda también era masón y amigo del cardenal Caro.

En Ancud, cuando la gente llegaba a la casa de la Masonería, eran apedreados, porque el obispo llamaba a que hicieran eso contra estos agentes del mal.
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Afirma que hoy es conocida la buena relación entre la Iglesia Católica y la Masonería, así como que en las logias conviven católicos, judíos, protestantes y musulmanes.
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-¿Además de usted , qué otros líderes tiene actualmente la Masonería en Chile?
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-El presidente de la Corte Suprema lo ha declarado públicamente; también el ministro de Justicia y varios parlamentarios. Nuestra única restricción es que uno no puede revelar la condición de masón de otro.
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Lo que sí puede contar -"y forma parte del impulso renovador"- es que en Valparaíso se creó hace cuatro años una logia parlamentaria -la Pedro Castelblanco Agüero-, para discutir los proyectos de ley a la luz de las distintas visiones. La idea: contribuir al mejoramiento de los proyectos.
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-EL TRABAJO DE LA MASONERÍA en políticas públicas abarca todos los temas, pero es la educación una preocupación histórica de ustedes. ¿Qué proponen?
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-Retomar una agenda activa para reponer la Educación Pública como referente; para nosotros, no son colegios para que vayan los más pobres, sino un referente de calidad.
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El Instituto Nacional es un buen ejemplo.
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Segundo, enmarcar el afán de ganancia en el cumplimiento del interés público. No estamos contra la educación privada, pero todo sometido al bien común.
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-Acaba de promulgarse una ley de Educación Pública.
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-Puede estar bien hacer un cambio de aquí para allá, pero los problemas son los recursos, la formación de profesores y los contenidos de la enseñanza. Si no, no estamos haciendo ningún cambio educacional importante, sino solo uno en la gestión.
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-Bien críticos son ustedes, entonces, de la ley.
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-Críticos en el sentido de que no basta con sacar los colegios de la municipalidad y ponerlos en un nuevo ente. Hay que abordar los recursos docentes y formar a los maestros de otra manera.

Hemos llamado a rescatar las bases de la Educación Normalista: volver a preparar a los profesores básicos en nuevas instituciones pedagógicas, a partir de egresados o alumnos del último año de enseñanza media, seleccionados por vocación. Así, la Pedagogía dejaría de ser la pariente pobre de las universidades.

-Mencionaba el caso del Instituto Nacional. ¿Qué le parecen las transformaciones proinclusión que se hicieron con las reformas?

-Yo estoy muy de acuerdo con la inclusión, que no se discrimine por origen socioeconómico. Hay que darles oportunidad -lo hemos hecho en la Universidad de Chile- a estudiantes, aunque no vengan de los mejores establecimientos. Pero eso hay que saber hacerlo muy bien. Yo no haría una tómbola en la U. de Chile.
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-¿Y qué se salva de la reforma?
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-Una cosa son las orientaciones, las ideas, pero la forma en que se hizo, al final ha quedado mal.

Queríamos que la Educación Pública se fortaleciera, y ocurre que hay más recursos para la Educación Privada Subvencionada, que ahora se hace gratuita con los recursos del Estado.

Y los colegios públicos, ahí donde siempre, con una decadencia, de lo que el Instituto Nacional es un ejemplo.

 Yo he sido crítico de que no haya profesores en el Ministerio de Educación. No alego que el ministro deba ser profesor, pero me costaría pensar en un Ministerio de Salud sin médicos o en uno de Obras Públicas sin ingenieros.

Pero ahí está el de Educación, en que la masa crítica no son profesores. Ese profesor con experiencia de aula, que puede morigerar algunas cosas o alentar otras, con conocimiento de causa, no está ahí.