EN QUIÉN CONFIAR : HE AHÍ EL QUID DEL PROBLEMA, NO SÓLO DE LA UTEM, SINO DE CHILE Y EL MUNDO

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    LA  CONFIANZA, UN BIEN NECESARIO
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No son pocos los que en nuestra Utem se han dedicado a buscar un reemplazante al rector Pinto, bajo el supuesto de un casi evidente no retorno y en ningún caso cabría esperar que fuese muy estable o permanente.
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Dado que ninguna comunidad puede progresar y muchas veces ni siquiera sobrevivir cuando la desconfianza entre las personas se hace total, lo instintivo es empezar a buscar a alguien en quién confiar. Lo que en nuestro caso, tanto como país o como universidad,  resulta bastante difícil. 
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Quizás el gran mérito de Luis Pinto, haya sido justamente ése, el haberle inspirado un mínimo de confianza a la mayoría de los académicos de una institución que nació en medio de una crisis política y social inmensa y que nos hacía ver  en cada rincón a un soplón o a los contrarios andar buscando subversivos de todo tipo. 
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Hasta hace muy poco la comunidad nacional confiaba en unas pocas instituciones, destacando entre ellas y casi como última, los carabineros de Chile.
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Sin embargo, ya sabemos que pasó. Poco antes había caído el baluarte religioso sumido en la crisis generada por el destape de la pedofilia en su interior.
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Sin duda que la honestidad, aunque indispensable para inspirar confianza, no es suficiente en el caso de un liderazgo. También se requiere poder confiar en su capacidad y prudencia.
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Y, Ayayay, qué difícil es éso !!!
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Y aunque sea un 'mínimum minomorum', muchos se dan vueltas y vueltas buscando la persona indicada.
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Colegas y ciudadanos honestos y bien inspirados si tenemos, pero ¿serán suficientemente capaces de gobernar con prudencia y el suficiente carácter e inteligencia política?
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Probablemente, también hay personas muy capaces, intelectualmente muy bien dotadas. Pero ¿ tendrán las otras condiciones básicas e indispensables  de honestidad y prudencia requeridas para poder inspirar ese mínimum de confianza?
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Y, he ahí el principal demérito del rector Luis Pinto F., pues no contribuyó en nada a perfilar y desarrollar nuevos liderazgos que pudiesen reemplazarlo y superarlo.
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Es posible, que no lo haya querido hacer, pero también es posible que no lo haya podido hacer dada la camisa de fuerza extrainstitucional que portaba; o ambas cosas a la vez.
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A nivel nacional, el asunto es peor. Sólo una candidata inspira fuerte confianza en sus cualidades éticas y otro candidato en sus cualidades intelectuales, pero ninguno de ellos da confianza de contar con ambas cualidades en el grado suficiente como para poder gobernar un país difícil y en condiciones extremadamente difíciles.
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Obviamente, ello nos lleva a estar en situaciones criticas muy difíciles de resolver. Quizás,  a nivel nacional, no tan graves como la de Venezuela o la de Brasil.
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Y a nivel universitario, somos quizás un paradigma de la máxima dificultad para poder encontrar hoy un reemplazante confiable. El tiempo corre y no hay señales de humo blanco por ningún lado.
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