PRESIDENTE FECH CRITICA FUERTE AL CUECH Y RECTOR U. CHILE

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    ¿ UNIVERSIDAD PÚBLICA O EMPRESA ESTATAL ?
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DE : EL MERCURIO.COM/BLOGS/
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A veces, decir verdades duele, pero en períodos turbulentos se hace urgente.
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El movimiento por la educación perdió un semestre de involucrarse en los conflictos abiertos. En el movimiento estudiantil, muchas fuerzas políticas se han dedicado a "hablar" sobre una baja en la movilización, mientras que su "actuar" ha estado en otras preocupaciones.
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Se ha visto que lúcidos dirigentes de distintas universidades han ido a liderar los comandos de algunas candidaturas parlamentarias y otros, incluso, de presidenciales. Con esa distribución de capacidades, más que analizar la fuerza del movimiento, se están realizando profecías autocumplidas.
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Por otro lado, los rectores de universidades estatales se quedaron en silencio frente a las reformas y la promesa de una ley solo para sus universidades. Vimos escenas lamentables: el Consorcio de Universidades del Estado (Cuech) sacó una campaña durante el 2016 para la eliminación del CAE, pero cuando se iba a discutir su eliminación en el actual proyecto, guardó silencio.
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Así, con la displicencia de varios, la Ley de Educación Superior que se votó este lunes en la Cámara de Diputados pasó inadvertida, situación que es difícil que cambie.
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Hoy existe un nuevo proyecto sobre la mesa: la Ley sobre Universidades del Estado.
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Quienes defendemos la noción de educación como derecho social y entendemos que no basta con "corregir" las fallas del sistema actual, sino que hay que refundarlo, tenemos más semejanzas que diferencias, sobre todo en este proyecto de ley, y eso es una ventaja.
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El análisis ya es conocido:

1) se atenta contra la autonomía a través de entes externos y contra las aperturas democráticas a los funcionarios y estudiantes de la Universidad de Chile, Usach, Universidad de Valparaíso y Universidad de Playa Ancha;

2) se flexibilizan las condiciones laborales de los funcionarios, con medidas más radicales que las contempladas en el proyecto de Ley Marco de 1997; y

3) el financiamiento propuesto no alcanza para superar el vergonzoso 16% de matrícula pública en educación superior ni cubrir el funcionamiento básico de las actividades de formación, investigación y extensión.

Esta ventaja comparativa se ve amenazada por dos tendencias internas que queremos denunciar e intentaremos frenar en seco cuando las observemos.

En primer lugar, es un secreto a voces que existe un plan para "salvar" a la Universidad de Chile de las modificaciones estatutarias. Claro, hemos sido los más activos en la denuncia, y esta vieja maña de dividir los logros puede parecer tentadora para el rector, siendo que el próximo año tiene nuevas elecciones, en las que se juega su puesto, pero va en contra de toda voluntad de cambio profundo del sistema.
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La Universidad de Chile cumple un rol relevante dentro del sistema de universidades estatales, pero no en una jerarquía superior; al contrario, deberá superar su pedantería para abrir las puertas a la colaboración con sus pares a nivel nacional. Un nuevo sistema no puede iniciarse en base a la traición de la Universidad de Chile, abandonando al resto a un modelo gerencialista y empresarial.
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En segundo lugar, están aquellos que creen que podremos establecer en el Proyecto de Ley todas nuestras demandas históricas. Así, vemos cómo ciertos entusiastas hablan de instalar por decreto la democracia universitaria con porcentajes predeterminados, cuando ni siquiera sus bases están preocupadas de esa situación.
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Nosotros vemos que la actual disputa es por algo mucho más básico. La dictadura y la "transición" han destruido tanto a nuestras instituciones, que la primera pelea, y que se juega ahora, es por la dignidad de ser considerada universidad pública.
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Por eso, los tres ejes de conflicto son estratégicos y no seleccionados al azar.
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Señora Bachelet, señora Delpiano y señor Valdés, las universidades públicas no son empresas.

 Que se entienda. Que se apruebe este proyecto tal como está es la forma más republicana de cometer suicidio.

El Estado mutilará finalmente su brazo pensante y crítico.
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La salida, y nuestra propuesta, es, nuevamente, la movilización. Por eso este 3 de agosto se ha convocado a un encuentro de las comunidades universitarias.
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Hoy las opciones son claras: o se está por un modelo que sea competitivo dentro del mercado educativo, o por un modelo participativo, democrático, de formación de ciudadanos con pensamiento crítico, preparado para las nuevas formas de hacer política y acorde a lo que exige la ciudadanía del siglo XXI.