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NO DEJA DE SER CURIOSO QUE QUIÉN INICIÓ SU CARRERA RECTORIAL COMO DIRIGENTE SINDICAL, AHORA EN MEDIO LA BONANZA ECONOMICA INSTITUCIONAL Y YA CERCA DE SU FINAL ( SEGUN DIVERSOS TRASCENDIDOS), SE ESTARÍA NEGANDO A ENTREGAR UN CONVENIENTE REAJUSTE SALARIAL AL PERSONAL DE SU UNIVERSIDAD.
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Sin duda, resulta bastante curiosa dicha supuesta reacción ante las expectativas del personal de las diferentes asociaciones de funcionarios y académicos.
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Hace muy pocos días, el Sr. Rector debió rectificar (o al menos algo de eso prometió) en parte algunas medidas de ahorro que afectaban injusta y gravemente al cuerpo docente a honorarios desconociéndoles una parte de su tiempo trabajado durante la extensión del primer semestre.
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Y ahora, circulan por todas partes los múltiples trascendidos que señalan la eventual negativa rectorial para otorgar el reajuste solicitado, generando un fuerte ambiente de malestar, dado que las dispendiosas políticas de inversiones realizadas y por realizar, no concordantes con una razonable planificación del uso de cuantiosos recursos, son Voz Populis en toda la Utem.
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Quizás para algunos observadores podrá parecerles que esto no sería más que una simple estrategia de negociación salarial, materia en la que el Sr. Rector es experto, sin embargo, los trascendidoa apuntarían en otra dirección menos favorable.
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Afortunadamente esta materia salarial está sujeta a la potestad del Consejo Superior, que por muy subordinados que puedan estar sus miembros a la voluntad rectorial, no menos cierto es que en la antesala de un final cercano algunos de sus mie
mbros estén evaluando su futuro inmediato y decidan actuar con prudencia institucional.Sin duda este no es el final final, y lo más probable es que quede sólo en un escarceo más.
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Sin embargo, lo trascendido se constituye en una nueva señal de lo que ya desde un tiempo se avisora en forma cada vez más veloz y frente a lo cual el Consejo Superior nuevamente tendrá que adoptar decisiones trascendentes.
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Las recientes tragedias universitarias de la U. Iberoamericana y de la U. del Pacífico, que por una mala o pésima gestión están en abierta decadencia y proceso de cierre, deben hacer meditar a toda la comunidad y en particular al Consejo Superior sobre las delicadas responsabilidades que recaen sobre sus espaldas y el futuro de miles de estudiantes, egresados y funcionarios.
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